2 El Artesano. cibcn con magnificencia y esplendor , gracias á los informes ventajosos que con anticipación tienen cuidado de repartir algunas almas caritativas. En los primeros días lo pasa alegremente de broma y algazara, compra dijocitos, se vistea la ierniere, gasta y despilfaira, áfuerde novicio, en añejos usos, se enfada, se entristece, llora, rie, se formaliza, hace todo lo que acostumbra un niüo mimado cuando tiene juguetes á su disposición. ¡ El fohre periódico no sabe entonces la suerte que le espera mas adelante! Ün -pobre fcriódico tiene la fortuna de ser conocido do los presentes, de los ausentes, y hasta) de los ignorantes, porque lleva regularmente un nombre bonito, de los que no están en el calendario : su persona, modales y costumbres salen de la regla común; y ya sabemos cuanto nos impresiona todo lo extraordinario y original; asi es que en el momento que toma un asiento en la sociedad, recibe saludos, enhorabuenas y felicitaciones de toda clase de personas, masculinas y femeninas, y pasa á ser el queridilo del alma de unos y otros, porque el piríódico, en materia de sexos, pertenece á la raza de los hermafroditas. U,i Periódico, en concepto de todos, es el tipo más perfecto de la sabiduría, elegancia, buen gusto y educación, pero estas recomendables dotes, que en cualquiera producirian á lo menos respeto y veneración, son por el contrario en el Permitió causa de franquezas y exigencias continuas, pues como su bandera es amistad para todo el mundo, tiene que sacrificarse por dar gusto, lie aquí el principio y fin de sus desgracias y padecimientos. \i\ joven de cascos alegres le dice que sea juguetón, calavera y bullicioso. VA enamorado quiere formalidad sentimiento y melancolía, entrevistas! nocturnas, viajes aéreos, fantasmas y cementerios. La incomparable, esa alambicada creación de la moda, que en todas parles domina y á todos tiempos pertenece, quiere que dedique sus páginas al locador, que hable con ella de París y de Londres, de madama Petivona, do Muarés, esencias y cosme i JOS y de vez en cuando que la distraiga con dulces versecitos, baladas tiernas, ó con la historia lastimera de los personages de allende, porque son mas fi¬ nos, mas sensibles, mas enamorados que nosotros. El Hiéralo reprende todo lo que no sea discurrir sobre la escelencia de las Bellas Letras: para él es una miseria ocuparse de chismografía, ti nges y amoríos. Los médicos que hable de hijiene; los naturalistas de escorpiones, arañas y escarabajos, los historiadores de las diversas guerras, dinastías y coronas que han existido en España, desde Tabal hasta la fecha; y los geógrafos, astrónomos, químicos, malemálicos, filósofos, teólogos, agriculiores y arqueólogos exigen al pobre Periódico, que se ocupe tambiru de su ciencia. ¡Oh, y cuáu desgraciado es el destino del pobre Periódico! niño se vo forzado á llevar sobre sus hombros el peso de infinilas obligaciones, y aunque el camino esté sembrado de malezas y precipicios, licnó que continuar marchando, si ha de recoger el fruto de sus penosas vigilias! Pero no es lo peor de lo lo qu • los críticos ensayen sus venenosas fiedlas contra el pobre Perió. diro, y que los amigos, sin fundad,) motivo, desierten de su devoción: nadaos eso comparad ) co" las humillaciones y bajezas que mas tarde ha de sufrir: porque... no esporo ya el infeliz verse conservado como á sus méritos correspondía, ni tiene que esforzarse para ser oido como en olro tiempo en bufetes y tocadores; puede darse por muy satisfecho, si, como dijo en cierta ocasión un follctinista de teatros, hablando del argumento do una ópera, las pulcras manos de una señorita lo convierten en patrones de corsé. ¿En patrones de corsé, cuando llevan las inspiraciones del poeta, los raciocinios del hombre pensador y los profundos discursos del filósofo? ¿cuando todo eso ha costado mil desvelos, mil sacrificios y vigilias? y cuando el poela, el filósofo, el hombre pensador, escribieron para ilustrar, para ser aplaudidos , van sus obras queridas á morir bajo el agudo filo de una tijera? ¡Pobre Periódico'. Pero no hay que darle vueltas, es imposible revocarlo, porqueta sociedad no muda tan fácilmente de resoluciones. ¡Oh! si en la decrepitud conservase, lo mismo que en su infancia, relaciones amistosas con la moda, si cuidase con mas esmero de su ves'ido, si fuese siempre galante, amable y condcscendicnle, si supiese