CAT UNA REVISTA SEMANAL DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN Calle de Muntaner, 22, bajos Oí los arbculos (irania so» raponubi» zas iuIítcs — He U devutlven los origintlu Afío VI -PRINCIPALES COLABORADORES — R. Buoabado. -Carlos Jardi.-J. M. l.6ci«z Picó. -P. da Saaarra. -Eladio Homs. J. Mar» tt y Sfibau J. Parrán y Mayoral.- Manad Revent«s. Emilio Vellos. J. Garriqa Mas* 84. Bracsto Horas. - María e. Tornar. — Ruoínio d'Ors -J. Torres García.— O. Martínez Ferrando.— Scrnubé Marti y Hofarnll. -J. Bosacoma y Poa. Lii(«Jov«p Nun«ll — J . Sassols. -a. Crcahet. L. Flgueraa Dott!. Barcelona 11 de Mayo de 1912 SUSCEIPCIÓN Espar.a . ^ < 3 pesetas triraestre Europa 3 francos Número suelto a céntimos PAGO ANTICIPADO SUMARIO Labaelga do loa miaoroa Ingleses, por M. Feeheh he Fkasoauh-U). El Censo Electoral de Barcelona, . por A. Juegos Florales de 1912. Olaenrso del Dr. Vogel.— Flor natural. La Semana: Curso Mlgutíl Angel. A propósito de una publicación reciente. Conferencias Sociales. La Prensa Catalana: La «¿oventut Nacionalista», por Jaime Bofilu. Rubón Darlo en Barcolona.-Baroelona, por Eobés Dabío. Notas bibliográficas: Una reedición de Meló. Conversación Sobre ©1 Catalanismo, por A- Ossobio y Gallabdo. Curso Miguel ángel La huelga de los mineros ingleses Stgv* abierta en esía redacción la suscripción á que invilamas a nuestros amigos y a los amantes de la cultura que deseen contributr á la puilteación del volumen que contendrá las Lecciones del Cur»o de Mlgoel Angíl. dade en Tarrasa en ipu, por los señores LUonarí, Folch y López Picó, el cual formará un nutrido y lujoso tomo ricamente ilustrado con fotograjias de las obras del eran Maestro, y editado por la revista aCiutttia, de Tarrasa. Precio del ejemplar, ... 5 peaseta Inscripciones anteriores 'S NUEVA INSCRIKIÓJÍ ■Or. Esteban Cordelús-Olot -• Total. . . ió Mientras ha durado la huelga de mineros ingleses, han tratado de ella periódicos y revistas comentando su desarrollo é incidentes, criticando su desenvolvimiento y su término Pero, ahora que ha concluido, cuando puede apreciarse su resultado, nos parece oportuno tratar de ella, porque, sólo ahora, examinándola en conjunto, pueden estudiarse su verdadera importancia, su finalidad y el valor de los resultados obtenidos. Cuando estalló la huelga, cuando con uniformidad y regularidad militare* se víó á los obreros cesar el trabajo, devolver sus candiles con orden perfecto y seriedad inacostumbrada, el asombro que se produjo fué enorme. Acostumbrados á las tumultuosas huelgas de los últimos años, nos parecía un caso inaudito esa huelga moatruo que empozaba y se desenvolvía con el mayor orden, con disciplina perfecta. Y esto lo acbacaban algunos al carácter inglés, á la seriedad y disciplina del pueblo anglo-sajón, y se citaban casos, casi incomprensibles en nuestro país, como el de unos obreros que entretenían sus ocios jugando al foot ball con sus propios patronos. I ¿Cuáles fueron ¡a* causas productoras de este movimiento tan formidable? Preguntad á los obreros en general, consultad los pe rlódicos y revistas, y veréis unánimemente reconocida como causa fundamental la de las cortas anoi-males En el principado de Gales, esta cuestión ha tenido acción decisi va. Veamos en qué consiste »Por causas geológica» especiales, los filones de carbón están sujetos á grandes fluctuaciones; & veces, varía, bruscamente, su espesor; otras, aparece una roca en medio de la vena. Cuando ol yicimiento es regular, normal, el obrero que cobra según la cantidad de carbón que estrae, llega á ga nar jornales importantes (en España serían espléndidos), que oscilan entre 12 y 15 shlllings por día (do 15 á 19 pesetas) y en algunos casos hasta SO (unas 25 pesetas). Pero cuando la vena se estrecha, cuando la corta esananNAÍ, la extracción disminuyo considerablemente y, por consiguiente, el jor nal se reduce, pudiendo llegar hasta 4,3 sbi- Uings (unas 6 pesetas). Y esto produco ol descontento. Para remediarlo, los propietarios de las minas del principado de Gales fun daron fondos especiales, cajas de cari dad, y cuando se presentan cortas anormales, el manager las examina y concede indemnizaciones á ¡os obreros perjudicados. Poro como el manager obra con libertad completa, como el obrero no tiene derecho á esas indemnizaciones y como indudablemente cabe parcialidad en el sistema, no fallan descontentos, que es la base en que se han de apoyar los reivlndicadores. Pero este estado de cosas se agravó .cuando en 1908 se promulgó la ley de las ocho Jwras. Antes de ella, el obrero podía aumentar sus ingresos con horas suplementarias de trabajo; cuando la ley se lo impidió, le faltó ol último recurio. Y los patronos nada podían hacer porque la implantación de la citada ley Jos perjudicó también. Las estadísticas demuestran que al implantarse la ley de 1S08, bajó la producción en 10 por ciento. Alguien ha dicho que la avaricia de los patronos impedía remediar este estado de cotas, y apuntaba que los beneficios obtenidos por el capi'.al explotador eran grandes. Siempre que se plantea una contienda entre el capital y el trabajo se dice lo mismo. Pero en este caso, sólo la ignorancia ó la mala fe pueden sostenerlo para engañar á inc-autos En efecto, las condiciones en que so encuentran los explotadores de minas de carbón en Inglaterra no pueden ser más desfavorables La industria carbonera inglesa, padece un régimen legal anticuado y desastroso, régimen que fué ya abolido en casi todos los países, España y Francia entre otros. En Iglaterra, la Common Law decide que la iiropiedad del subsuelo,— la de la riqueza mineral en él contenida,— pertenece exclusivamente al dueño del suelo, salvo en el caso de minas de oro ó plata. El propietario del terreno puede escavar y explotar libremente los filones que haya en su dominio sin pedir ninguna autorización; y puede igualmente arrendar su mina.