sale Vil. con su furibunda defensa , contra lo que dice ha oido hablar á algunos. Pero venga Vd. acá sriiito varón , y de eso hace Vd. caso? ¿No le admira á Vd. la prudencia del público sensato do esta populosa capiial , que á pesar de haber salido disgustado de la iglesia por lo que oyó , <5 se le figuró oir , ni siquiera una sola persona ha tomado la pluma en contra del dircurso , ni del ? de la religión sobre esle asunto la autor ? ¿ Y es posible que un hombre tan amante como Vd. sea el primero á turbar paz de los periódicos ? La paz la unión, la fraternidad hermano mió, son como Vd, sabe , el espíritu verdadero del Evangelio. Con estas virtudes debemos los cristianos, tanto seglares como eclesiásticos , hablar en l«s concurrencias , escribir en los periódicos, y predicar en los sermones. Las espresiones de libertinage , licenciosidad , impiedad , conveniencia propia , libertad sin freno, error, aniieatolicitrao, herecia y otras de esta jaez copiosamente derramadas , no merece nuestro pueblo se le generalizsn, y mucho menos un pdblico que no dá muestras de ello , cuando está (ievotamenic oyendo predicar en el templo del Señor. Nuestra España acaba en el din de dar á toda Europa una prueba de su religiosidad, de su moderación, de su lealtad, de so generosidad , de sus buenas costumbres y de su caridad cristiana , y evangélica , recondliandose todos los partidos , y opiniones en solo dos principios. La misma religión de nuestros padres, y el mismo Rey , pero constitucional, lina uaCÍOO que acaba de portarse de este modo , y que por una especie de milagro acaba de hacer con tanta dulzura , sin sangre , sin horrores, sin venganzas , ni impiedad , una pacífica concentración de sus opiniones políticas divergentes ; merece ser tratada por sus oradores con el mismo espíritu de concordia , y unión que ella ha mostrado , y es conforme al Evangelio. Dele tratársela con sabiduría , con tino , con pulso , con prudencia , procurando sofocar hasta la mas minima semilla de desunión ó enemistad que aun pueda haber quedado en la miseria hematía de alguno de los fieles : y á los ministros del Sr. , es precisamente á quien mas compete el inculcar estos benéficos senliuiientos , que han de mnuícncr la nación unida, Ja religión floreciente, el estado en prosperidad, y á nuestro Fernando vil. en su trono constitucional. A,c.'ba de hacorse el cambió de gobierno en todas las provincias sin promociones, sin ascensos, y con ipjbejia reforma, y rebaja de sueldos, y obencicnes en los empleados del sobre esto la necesidad política de glorias de nuestros heroe?, celebrar ensalzar las la sabia conducta del Rey , y su juramento á la Constitución, ttnomos que armar y vestir una milicia voluntaria , agregase á estos gastos la peste de Mallorca, y nuestros necesidades prestamos , satisfacción hermanos claman por socorro. Otras de la hacienda pública inviian los y donativos , y vemos con gloria y que todos los ciudadanos de todas cla¬ ses , como si nada hubiese sucedido , abren generosa , y cristianamente sus bolsillos, y hasta el último soldado se lo quita de la boca para contribuir gustoso á la pública necesidad. Ahora digane Vd. amigo mío , si por casualidad fuese yo predicador , y á un pueblo que se porta asi le njrm£sé ambicioso, afecto al vil interés, ¡rapio . anIkMtóüco , herege , y otras espresiones semejantes , no me reprendería Vd. mismo , cuando menos por iaoportuuo? Yo se muy bien que en una ■nnUitud podrá haber alguno que adolezca de es¬ tos vicios , y eso puede suceder en. toda corporación , ó comunidad. No porque hubo un Judaa podemos llamar traidores á los tipostoles. Mientras sea la virtud mas general que el vicio ; yo no tengo derecho á reprender la totalidad , y si solo á hablar del vicio , impersonalmente sin con. traerlo á ninguna especie de clasificación que pueda ser interpretada ni por un solo entendimiento, á menos de espouerme i que mi celo indiscreto age la opinión de los oyentes que no creen merecerlo , ó escite ó dispierte malos juicios contra su próximo, aunque débil, y confusamente insinuado. Mas^clavo , si fuese yo piloto y después de una desecha borrasca en que la virtud y destreza de mi tripulación hubiese salvado la nave del naufragio , me pusiese yo á perorar con exaltación contra los malos marineros; y no hablase una palabra de los buenos ¿ debería yo estrañar que rae dijeran que tenia mucha razón , pero que no venia al caso ? Si siendo comandante de una tropa después de haberse cubierto de gloria en el enmpo de batalla , me pusiese á sn frente ensalzase las virtudes de un héroe antiguo , y luego los pusiese á ellos como un trapo , diciendoles que los que mas blasonaban eran unos picaros ¿Que gusto les daria ? ¿ Si yo hablaba con un concurso en que todos se juzgaban buenos ¿ me admitirian la única escusa de que yo lo decia por los malos ? Si me preguntaban quienes eran, y los designaba de Dii modo que pudieran confundirse, que rae diria Vd. mismo ? j INTo seria sembrar la disensión y la discordia ? g Y esto lo manda Jesu-Cristo. V Vea Vd. amigo mió como el P. Xarrie Vd. y yo pensando de un mismo modo , hemos diferido en la manera de esplicarnos. Yo venero en el P. Xarrié su respetable carácter , lu creo incorruptible en su conducta, inexorable en los principios de henor. y de probidad .puntual y exacto en su estado religioso, constanti: en sus obligaciones tengo buenos informes t'c él, y iodo loque Vu. quiera. Creo que Vd. es un ciudadano espuñoU que conoce por convicción, é interés que el ser justo y benéfico, es una de ¡as principales obligaciones. Pero, ciudadano, j hemos de hablar con franqueza? Pues mire Vd., el P. Xarrié, y Vd. me han dado un terrible sentimiento, con el sermón, y el comunicado. Yo quiero como Vd., que no haya pecadores , quiero que no haya vicios, quiero como quiere la Constitución , que brille triunfante la religión católica, quiero que sus ministros fean respetados, quiero que prediquen la verdad, con espíritu , y fortaleza , pero quiero tamliien que sepan hacerlo con el cuidadoso esmero que un buen médico subministra la dosis al enfermo para que le resulte el bien, sín que pueda causarle ningún mal. En el dia que esta' demasiado fresca la admirable reconciliación de los partidos que la ceguedad de las gentes habla creado en España para su esterminio; si en lugar de unir, y hacer olvidar á los unos los defectos de los otros , señalamos nuevas sectas de gentes , y damos para que se conozcan la señal de que son los malos los que tratan de ilustrar jQue sucederá? Es preciso que el oyente que se deje llevar de lo que dice el orador, se prevenga desde luego contra todo el que le quiera instruir, sea quien fuere, vistiendo di, tinto trage. De aquí las desconfianzas , los odios , el celo indiscreto, las imprudencias, las delaciones, los partidos , y si todo esto se acompaña con gritos de valor hasta derramar la última gota de sangre contra unos enemigos que se ha dicho andan en-