se esparlmentaba al pago de diezmos , opina se diga al gobierno qtie no liábieaJo las cortes hecho novedad alguna acerca, de los diezmos, usa de sus faculiaiies- — Aprobado. , 1.a cumiiion ordinaria de hacienda , en Vista de la esposicion del cuerpo de comercio de la ciudad de Zaragoza, suliciiando íe lleve á efecto la providencia, que consiguiente al real decreto de ra de julio úilimo, dio aquel iniendente para suprimir, la aduana y resguardo de puertas ; opina que se pase al gobierno dicha esposicion para los efectos convenientes. — Aprobado. Se concluirá. m NOTICIAS PARTICULARES DE BARCELONA. Represenlacim hecha ú las Qjrles por lo Sociedad patriótica de Hítenos amigos de esta ciudad. Las Sociedades patrióticas , mucho mas antiguas en España , que las leyes del ordenamiento y de Tas partidas ; pues la io* del tUqh i.0 partida i.a , dice 5H)ue una de las arterías de une se valen los tiranos es la de matar á los sabidoros , y vejar las cofadrías é ayuntamiantos di los Ornes..,, punando qwc los de su señorío sean necios é medrosos..." Se aeiu.vaion fil Eíjiaña drspues de promulgada la Consiiiixion de la ¡Vloaarijuta en el ano de i8ia,y duraron h:ista el S4 de mayo de 1814 en que un decreto real de aquella fecha dispuso sn estin .ion , encargando tí los Araobispos y demás prelados eclesiásticos que celasen sobre el cui;ipl¡miento de la orden. Lr-sJ Socieda.les patrióticas pues fueron restablecidas con el sistema de la libertad después de 7 de marzo de este año y cuando se creían afianzabas nada menos qu^ por la misma Constitución y por sus artículos a , 4, 371 y 373 , han sabido con dolor y amargura que se trataba de renovar el decreto de 24 de mayo de 1814 por no considerarlas Gonvenientes ni necesarias , y que se proponía por una comisión compuesta de individuos , que previaniente habían demostrado su injusta oposición á la existencia (^e las Sociedades , el que se coartasen las faciUUdes de estas en términos de no poder ipantener correspondencia entre sí, medida que no se había meditado aun en la época de la tiranía. J2n el caso de qna las Cortes no consideren que las Sociedades patriolicis fe hallan competenteineaie autorizadas por lu* artículos citados de la Conslilucion 5 esta Jiurciiiomnse de Buenos Amigos ruega á los represeutantsí :'e sirvan atender al liempo de discutir el proyecto de ley presentado por la comisión las Siguientes observaciunei. Montesquieu nos enseña iiíiue nada hay tizas peligroso para un estado (juc el cambio de lo* principios de su gobierno. El paso de un sistema á otro es diíicil y arriesgado , porque estando roto el resorte del antiguo , el nuevo 130 le reemp.laza sino lentamente. En aquella ctisis peligrosa las Sociedades mantuvieron el espíritu público; despreocuparon el pueblo f,iíciní:boc con la aniigoa superstición y fanatismo ; estrecharon los vínculos de la sociedad que .podían con facilidad , des.^cierse ; contuvieron con su vigilancia á los apóstoles del despotismo ; y colmaron de obsequios y agasajos á los. héroes que proscritos por la tiranía se restituían á la cara patria. Este ob.eto le desempeñaron completamente las Sociedades en su primera épo:a que empezó á principios de marzo y acabó en el glorioso 9 de julio , en que un juramento el mas solemne unió para siempre al rey con los f ueb'os de las Españas. Si aquella primera época Aié peligiosa, lo es todavía mas esta segunda , en que las Cortes ejerciendo sus augusias funciones promueven las reformas necesarias ;' pero reformas que aunque establecidas por hombres que impregnados de principios regeneradores se elevan sobre miserables montes de la corrupción , de la debilidad y de la ignorancia ; chocan no obstante contra los intereses de ciertas clases que ó por el azar del nacimiento ó por los medios de la seducción ó abusando de su carácter obtenían esclusivanitínte todos los piustos y destino.; , todas las ¿•/acias y todos los beneficios; miraban el estado como sn patrimonio , aprovechaban la mayor parte de los productos de las tierras y consideraban al pueblo como una presa que elle* podían devorar. Es raas peligrosa esta época que la primera de que se ha tratado , pues se trata de reformar , una numeresa y opulenta corporación y que como hemos visto en el momento de querer locársele algo de sus obscuros y antisociales privilegios ; que ella ¡lama inmunidades , amenaza de causar turbulencias al estado. Y es esta época mas peligrosa que la primera , porque las Cortes van sin duda á hacer desaparecer los restos de la arbitrariedad que pesan aun sobre el pueblo recargado de impuestos , de tasas y conlril'.ucioues indebidas, dimanadas do antiguos y opresivos privilegios como son los diezmos , los llamados derechos de cops , de lleuda y otros de esta naturaleza : y van sin duda á dar tin al secreto que se llama política , que consistía en sacrilicarlo todo sin pudor á las conveniencias particulares. Pera , l'adrts de la pairia , vuestra sabidui 1.1 , no desconoce que no se desarraiga con facilidad esta clase de males ir.veicrados sino es por la fuerza de la opinión pública: y vuestra ilustración conoce también que para esip es preciso que la filosofía azote de los déspotas , esparza y disemine las verdades del sistema de gobierno actual , que impregne sus máximas benéíicas é ilumine á la multitud que se halla aun en tinieblas y 110 ve la luz. ¿Y quien desempeñará mejor es:e encargo que las Sociedades pairiótlcas , cuyo instituto tiene por objeto consolidar el sistema constitucional é ilustrar al pueblo ? ¿Y quien se espondrá mas al peligro para doíender á su patria que el que vohintaríaqieafee fe ha ofrecido asa defensa? Cuando se suceden unas conspiraciones á otras para desierarr del corazón de los buenos los principios etern.js de la justicia y la libenad , y se esparcen y publicaa escritos subversivos y alarmantes , para fascinar mas los es| íritus pusilánimes y preocupados: cuando los conspiradores puede que se disfracen con hábitos liberales, y protegiendo el crimen y asesinando á la virtud procuren reconducirnos por un camino obliquo , y seguro á la tiranía: y cuando lys serviles en su frenética situación , avezados á dirigirse siempre por principios de una pn'ínca m:iquiabélíca , atacar alevosamente, y herir á traición; e;s de temer que protejan á los malvados , jurando fidelidad á los patriotas, y asechen el momento de ahogar la libertad naciente en su misma cuna ¿será prudente, será político, dispersar y anonadará los Vigías que con tínaa mente '<« observan , como lo hacen las Sociedades Pairiotlc's? Uno de entre vosotros , represiutaiues del pueblo, el Sr. Moreno Guerra,, dijo en la sesión e>traor iinaria del 13 de setiembre último , qiie debió siempre contarse con el ejércit.o de la Islfí para hacerse obedecer de todos los enemigos del sistema constitucional.7' üisuelto ya aquel, y licenciada una gran parte del permanente , faltando aun mucho para completar la milicia nacional : ¿Será posible que se destruya una de las columnas que suslienen el templo de la libertad, que por tal pueden estimarse las Sociedades Patrióticas? ¿Y será infundado el temor de qie vacilante eutonces aqutl ediliciu ceda por falta de apoyo al choque iujprtiioso de los malos y sepulte bajo sus ruinas, como en 1814, á nuestros respetables Padres de la Patria? Los que opinan contra la existencia de las Sociedades al paso que confiesan que han sido aquellas de gran provecho hasta ahora , oponen el temor de