• da , poique sin olla ; noc bstremecemos" óonftfilices de los tristes efectos tle la discordia civil , sino linhlitsemos asi. No saljcsnos coiiipremior como sa njantimeii al lado de S. M. unos conscierós , ó t^n ciegos ó tan duros, <} tan enemigos de »u Rey que no se arredren « tan funeslos piesvuiti-, «lientos. Kilos le engañan hablnndole de prerrogativas reales, como si piuliese babcir pcctTOgtítiva que no esté ilirigiila «l '>'";n coinnn, ó como «i la Constitución al'dcjar libre al Rey la elccciew de los ministros hubiese querido depositar en sus manos el dereobo ile sumir la nación eu la anarquía. Clamor de los pueblos contra los siete encargados de sus negocios , y obstinación en estos da no querer abandonar fr.iDc.miento sus sillas y afirmar la paz y la concordia , he oqui el estado actual de nuestra España. Donde irán ■i parar estos jnalcs /' Lo retimos: el remedio os lacil , y seguro , y lo esperamos auu del amor de Fenundo acia sus subditos. n1 Barcelona 8 de enero. . A las voces de viva la CrKistilucíon , viva el Rey. constitucional , viva la nnion entró ayer el reí-imiento de Córdova, Ilabin salido á recibirle t'uera de la puerta de tí. Antonio mu compa¿ia y la música de cada cuerpo de la guaniicion y milicias, y el Sr. gí-fe superior político. La marcial cumitiva se dirigió por la calle- del Hospital, Rambla , muralla del. mar hasta, la plaza de la Constitución doude se reunió un número considerable de gente claman