■ ■ í'ois propone u»a tüsáiinuc'i'.n' Zn.r.cn f!*;mí,o% y la apoyo en nn largo discHi-ro int'eiH'u»i)}i3 '.j jnuclias veces por las escinniaciones y inuritiullos tlel latió derecho. F.n el niinisierio de los negocios estrangeros , dice el orador, cuyo presujiuestd estamos exniuiQanao , las cconoinías y los gastos tlcbeu calcularse de diferente modo c¡uc en los otros ministerios. Nada debemos concederle sino en calidad de franteses , de Iraiieeses deseosos de colocar k' 6a patria en el puesto qne dellc oca- 3] par, atendidas las cireiinstaueias del genio de sus pueblos, su industria y las artes qne poseen lauto Cn la guerra como en la pa?. .' (aplausos á la izquierda ). ¿ Como es posible que un asunto tan grave como el presente se conn la k la discusión parUmentana , rodeado de tinieblas y sin los docuuientos nectsiiiios para conocer si los gastos que so nos piden^scni útiles ó dañosos ? L» razón es clara, porque^iu^diplouiacia se oculta, y se oculta porque o liir.ariainente prolcje pasiones culpables. La Francia nueva es ¡a tierra de la igualdad, de dei cellos, igualdad dolante los tribunales , igualdad en los cultos religiosos, igualdad un el luodo de poseer y de tranainiíir la propiedad. La Francia nueva esta regida por una carta que asegura los derecbos generales de los ciudiulunos. Cuales son, señores, los enumie.üs da esta carta ? Los que reclaman ios privilegios íacompatt'bles cou ella: ( iiiurmuilos y agitación k la dcreclia ). Estos enemigos buscan sil apnyo, no e.n Francia, sino fuera de ella , donde hay intereses armados an.ilogos á los suyos; en una palabra; en la arislucracia europea (viólenlas csclnmiiciones á la dtíreclia). lis claro que esta aristocracia ocupa los gabiuotes de los luouareas : es claro que en toda la LtiropA forma una liga contra las nacioues. Pues bien , los ministros actuales como sus predecesores no pueden separarse de esta liga, oligárquica europea, parque los hombres que la coinponeii son productos del triunfo momentuneo de un partido cuyos intereses están en contradicción con la carta. Yo no trato de averiguar si el ministerio actual es italiano ó austríaco , griego ó turco , iugl(5s ó ruso. Lo que preveo y lo qua tengo derecho de preveer, es que nunca será francés: (gritos a la derecha: al orden, al órdeii) y corno mi previsión se fuoda sobre mi íntima couvlccion digo que nuestras investigaciones deben dirigirse muy especialmente a un ministerio que solo ofrece a la Francia ignominia para el tiempo presente y desventuras para el porvenir. «Aquí ol orador entra en el examen de los gastos abusivos del ministerio de los negocios estrangeros, y emprendiendo después la pintura de la política esterior de la Francia, dice: «¥Á continente de la América del Sur, la AnKÍricá española es la que interesa particularmente a la Francia , porque sus costumbres se aproxiuian mas a las nnestras. Jista parte del nuevo mundo pide los productos de la anligua Europa ¿ qué hemos hecho de ia simpatía que la une con la Francia como hemos tratado á sus emisarios.' ¿fl"c consulados hemos establecido eu sus puertos? ¿que palabras de paz han oido de nuestros labios r Kn vuestros diarios de oficio los habéis trütado hostilmente, les habéis dado los epítetos de rebeldes y facciosos. ,i IgJiorais que estos hombres ocupan uno de los priiivr.i-s puestos cn t\ órden moral de la huiuaniditi'i í1 ! ¿wvuh tj-.ic nombre de Bolívar resóaavii ¡tu' Uta sklua JfuUuva al par del nombre de Washington ? En cuanto a nuestras relaciones con santo Domingo hasta ahora no se lia hecho mas que eludir la cuestión ; pero ya 'ves necesario tratarla en favor del comercio á queréis estar retar refrocediendo continuamente.'' (á la derechasi. Carcajadas í> la izquierda). ¿Cuando llegará el dia en que una mano blanca y una mano negra íirmen un^tratado de olvido y de unión.'1 (esclamaciones i» la derecha. A la Í7.quierda; una mano negra vale mas que una mano sucia) ^ Se nos piden fondos para la embajada del ISrasil, yo no sé si existe ; lo qüe sé es que no sería la iinica qne estuviera vacante. Durante mucho tiempo , vio hemos tenido embajador ni en Londres ^ ni en Constanlinopla, ni en otros países. Ahora mismo estamos pagando 3oo.ooo francos para que el séñor embajador, en lugar de hallarse en su puesto esté insertando artículos en los periódicos de Paris ( risa a la i/quierda, silencio á la derecha). Amenazados en la existencia política los turcos , han buscado en Constantinopla al embajador del ma». iiqliguo de sus aliados y no han podido dar con él. 1 Los griegos asesinadas eu sus iglesias y atlijidos por los mas espantosos azotes, han recurrido k la intervención del Rey cristianísimo , y «o ha babido nadie que los oiga. Leed el uliimatuni de la Rusia y veréis que ni siquiera se pronuncia eu c! el nombre de la Francia. Calculad ahora el papel que esta nación ha de representar en el gran drama que debe cambiar la faz de la Europa: (gran sensación en todo el auditorio). En cuanto á los negocios del Piamonle y de la Italia hemos oído decir en esta tribuna , que la Francia no pudo lomar parte en .•ujuella guerra sin que se hubiesen censurado las inteuciunes de los ministros, y sin que se hubiese echado mano de péi Tulas insinuaciones para corromper al ejército. Los ingleses tienen una tribuna, en ella se ataca continuamente al ministerio : j dejan por esto los soldados ingleses de cumplir con su obligación? Los pueblos de Italia aman cn general a los franceses ; pero odian ii nuestío gobierno: ¿ y qué han hecho los ininistros franceses .' Aumentar el odio que les profesan los italianos y atraerse su • desprecio: (á la derecha: al órden, al órden). Una potencia se hace despreciable cuando no obra en ningún sentido por sí misma ; cuando no se presenta en la arena sino como un enemigo auxiliar ; y hasta ahora no liemos sido Otra cosa que unos aliados vergonzosos y tímidos de la Santa Alianza ; ¿ creéis vosotros, señores, que nuestra nulidad eu los negocios de Italia no tenga influjo alguno en nuestra iütura existencia ? Os engañaría notablemente. El papa actual está cargado de>años, y ya se dice cn Viena que nn príncipe austríaco será quien le suceda en el trono pontificio. Este suceso no debe sernos indiferente. Otro ínteres mas inuiediato y mas activo reclama vuestra mas seria atención. > La España se queja de la Francia, y de nuestras medidas sanitarias en apariencia ¡ se queja de que los lazaretos de los Pirineos no son man que puntos indicados para la mas fácil connuiiiiicaciou entre los facciosos de España y los cómplices con que cuentan en lo interior de la Francia : se queja de que las bandas de la Navarra que se llaman a sí niismas ejércitos «e ¡ci Jé han i tcibido gruesas sumas de manos francesas y por cuenta del gobierno francés. Un periódico españul que por su tono de moderación de cierto carácler de oficio ii lo que dice, cita hecbos po-