GmñCtfPOlíT m Rafael Moreno " Pichichi". Un gran MEMORIAM jUga€ior y un corazón de oro que se han ido.., por Jacinto MIQUELARENA «Piohichi», de uo Imber traspuesto el . velo del misterio en marzo de 1922, tendría ahora •34 años. Murió, pues, en plena juventud, como una gloria que los dioses cortaron en llor para engalanar una de sus fiestas... Es casi de ayer y ya pertenece a Jia historia del deporte como una de las figuras más vigorosamente destacadas, más fuertes y más definitivas ; y, por encima de todo ello, como la más genial de nuestro foot-ball. Declaremos, antes de nada, que de él se ha dicho ya casi todo lo que se tenía que decir, como jugador. El Athletic Club, en crisálida, jugaba allá por el año de 4903, en el terreno de Lamiaco, despertando la afición al foot-ball de un grupo dé" escolares. Juan Astorquia, Evans, Luis Arana, Larrañaga, Enrique Careaga, etc., eran los «ases» de la época. Los encuentros entre el equipo bilbaíno y el «Burdigala», de Burdeos, ponían la notn internacional de aquellos tiempos. «Pichichi» dió entonces sus primeras patadas y trazó, con una incoherencia infantil, sus primeros «dribblings». Tenía entonces 10 años, y se alistó en el equipo «Victoria» del equipo de los Escolapios. Después de algunos años de ausencia en un colegio de la provincia, donde se hizo famoso por su pintoresca manera de comentar la Historia de España, atribuyendo condiciones de «bnck» a Viriato, y de delantero centro a Felipe II, «Pichichi» volvió a nuestra villa, ingresando entonces en el tercer equipo del «Athletic»,, desde el que pasó rápidamente ál reserva, llamado entonces «Bilbao».. En octubre de 1911 se alineó por primera vez en un encuentro serio, contra el «Sporting», de Irún. Jugaba entonces de exterior izquierda, y sti actuación, más que mediocre, pasó desapercibida. Algunos aficionados de la época, entre los que citaremos a Juan Arzuaga y a Ramón Echevarría, fueron los que lograron que se diera a «Pichichi» el puesto de interior derecha, que ocupó por primera vez el 31 de diciembre del mismo año, en un partido que jugó en Jolaseta el' «Athletic» contra el «London Hospital». Ya entonces logró desarrugar el ceño de los aficionados. F.n Pascuas de 1912, «Pichichi» pasó de un . salto indescriptible a la categoría de ídolo. Se jugó entonces un match con el famoso equipo inglés «Civil Service» y nuestro hombre, que i) 8 I I Uno de los famosos equipos del «Athletic» de Bilbao, en los tiempos gloriosos en que los leones del norte segaban los laureles por los campos de España. De izquierda a derecha, Pinilíos, Eguja, Leta, Zuarzo, Ibarreche, J. M. Belauste, Hurtado y R. Belauste. Sentados: Cortadi, "Pichichi» y Solaun. El busto del gran PICHICHI erigido en el campo de San Mamé». estrenaba unas botas blancas que le habían recalado, por suscripción, los clientes de, la peluquería donde se cortaba el pelo... cada dos ittesos, rubricó una actuación maravillosa, logrando marcar tres goals irreprochables y ñenoe de valentía en la meta- contraria. A partir de aquel momento, «Pichichi» hacía vibrar al público bilbaíno de tal forma que en señal de júbilo tiraba al campo la boina y la chaqueta. Con el «Athletic» fué Campeón de España cuatro veces, en 1914, 15, 16 y 21 ; y ocupó el puesto de interior' derecha en el Equipo .Nacional que se cubrió de gloria en 1920 en la Olimpiada de Amberes. Su actuación como olímpico fué formidable, siendo el único jugador que actuó en los cinco partidos que disputó la selección española. ¡ Tardes ^de «Pichichi»! Recordemos aquellos partidos de un famoso Campeonato del Norte,en el que marcó 9 goals en los cuatro partidos que el «Athletic» disputó con la «Real Sociedad» y el «Jolastokieta», de Irún, y con el «Racing» y el «Sporting», de Irún. En uno solo de esos encuentros, consiguió «Pichichi» cuatro tantos, de los cinco que se apuntó el «Athletic». Recordemos también aquella famosa lucha del «Athlectio! contra un team guipuzcoano de selección, durante la cual Rafael metió tres veces la pelota en la portería contraria... en el espacio de dos minutos. [Tardes de «Pichichi» ! ; Tardes de locura I San Mamés se hizo trágico para todos los equipos españoles. Atrás, Joshe Mari Belauste, enardeciendo a los suyos con sus gritos de aurrera y su colosal potencia. Adelante, «Pichichi» el genial. Rey del «dribbling», emperador del oportunismo, improvisador, inquieto, amenazante siempre; el hombre-águila que, a toda marcha, con cualquier pie, de cualquier manera, rodeado de un racimo de contrarios, despedía el balón con una fuerza increíble hasta las mallas... «Pichichi» ponía electricidad en el público. * * -tt De «paisano», Rafael Moreno era un «arlóte» : un despreocupado, un bohemio, para quien el momento del momento era el único momento. Para él, no existía ni el ayer ni el mañana. Perteneciente a una distinguida familia bilbaína, sobrino de don Miguel ünamuno, «Pichichi» fué siempre un simpático pihuelo de buen tono, arbitrario, discutidor, gracioso y amigo de la discusión y de la paradoja como su ilustre tío. Lo clásico de «Pichichi» en los viajes era su maleta. Una maleta enorme, descolorida, vieja, de emigrante, que llegaba siempre con su dueño cuando la última campanada de la estación hacía arrancar el tren. A aquella maleta se le llamaba en el equipo «la fumigada». Lo gracioso era que en sus ámbitos enormes, siempre iba el mismo lastre : un par de calcetines, una camisa y un cuello. Nada más. Con esta impedimenta, «Pichichi» estaba dispuesto a dar la vuelta al mundo. El tesoro de anécdotas de «Pichichi» es inagotable. Podríamos llenar esta revista y mil más, con detalles pintorescos de la vida del pobre «Pichichi», que representó como nadie a este Bilbao nuestro, arbitrario y aventurero. Heno de recias virtudes y de defectos sin cuento. Pero es necesario terminar... Ya está nuestro buen «Pichi» en San Mann^, Tundido en bronce, sobre un pedestal de piedra... Mira el verde campo de sus triunfos con sus ojos vacíos, sin luz. Y Hueve' sobre él de una manera desconsolada, tenazmente, con esa testarudez de nuestra lluvia. Hit WWNÚ PJCtíiür, Una de las últimas ' poses" de Rafael Moreno. Fotoi Amado — 7