Año I. SABADELL, 10 de Agosto de 1932. Núm 22. ocha Publicación Cultural, Progresista, ^Regeneradora, Idista y de Crftica Religiosa. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: Gra. Barcelona, 48. Aparece los dfas 10, 20 y 30 de cada mes. Snscrlpción anual, 5 ptas.— Paqueteros, 10 ctms. ejemplar.— Pago adelantado, 8 ctms. ejemplar. América y Portugal, suscripción anual, 6'M ptas.— Número suelto, 20 ctms. ~ Paqueteros, 1S ctms. ejemplar. Pago adelantado, 12 ctms. Demás países, tusciipcion anual, 8'SO ptas. Número suelto, 25 ctms. Paqueteros, 18 itms. ejemplar. Pago adelantado, 1S ctms. Precio, 15 ctms. SIEMBRA Donde quiera que estés, siembra una idea, una semilla, una ilusión. No hay mejor tarea que la de sembrar; sólo que la simiente ha de ser buena, la mala, no la siembres nunca. Tú puedes ser un sembrador maravilloso; tal vez puedas recoger fruto de tu idea depositada en un alma pura no contaminada por la concupiscencia mundana; seguramente llegarás a tener el privilegio de ver cristalizada la ilusión que hayas sembrado en una mente joven llena de nobles aspiraciones; es posible que la semilla que plantes, apesar de ser tan pequeña como un grano de mostaza, logres ver el milagro de su floración, de su fructificación; y más aun, que veas que las ramas de tu árbol sirvan de dulce abrigo a débiles polluelos, sus flores de ofrenda a los altares y sus frutos, de pan a los que tienen hambre. Es verdad que muchas de tus simientes caerán en pedregales, entre ortigas, o bien en caminos transitables y se perderán; pero algunas que por ventura caigan en tierra pródiga, satisfarán tu anhelo de siembra bienhechora. Hay tantos sembradores de mala semilla, de ideas temerarias y disolventes, de sentimientos depravados y de tanta maldad, que urge que tú siembres algo bueno, algo que tienda a hacer una humanidad noble, virtuosa, abnegada, trabajadora y buena. Siembra, pues, donde quiera que estés, una semilla, una idea, una santa ilusión. ADOLFO VELASGO. Una Iglesia Protestante Incendiada En Marín, Galicia, ha sido incendiada una capilla evangélica, \ que sostenía desde hace años una colonia protestante de ingleses. J En un principio, se creyó que los autores de la fechoría habían si\ do los elementos católicos; pero Id policía mandada por el Gobernador, en colaboración con la benemérita, pudo comprobar que el hecho lo habían producido ios comunistas. Que sepamos, el incendio de referencia, es el primer atentado que se produce en España contra una institución protestante por elementos no católicos. No nos alegramos del suceso, y, francamente, lo deploramos y lo creemos propio de vándalos, pues que, a nuestro entender, es con razonamientos y con argumentos convincentes como ha de desarrollarse la lucha de las ¡deas. Mas, por lo visto, los comunistas no lo aprecian así, y quizá no carecen de lógica para ello. En efecto: ¿hay mucha diferencia entre la actuación católica y la protestante, en lo concerniente a la emancipación positiva del Pueblo? Nosotros no sabemos verla. ¿Se ve un esfuerzo sincero entre los protestantes para que lleguen a ser un hecho las fraternales teorías predicadas por Jesús? Distamos mucho de afirmarlo. Bien claro se lo tenemos dicho y con gran acopio de razonamientos; Renovarse o perecer. Sus tácticas son rancias y anacrónicas; no quieren modernizarse. Antes de proclamarse la República, hicimos una intensa propaganda, por ver si podíamos lograr su renovación, pero pudimos compulsar que dormían como troncos y un miedo cerval invadía todo su sér. Estaban agarrados fuertemente a la rutina y sentían un verdadero terror por todo lo nuevo. ¿Nuevo? El caso es que no se les proponía nada nuevo, sino que retornaran a la primitiva pureza del Cristianismo. La Reforma de Lutero, que aceptaron muchas naciones de Europa, cometió el grave error de atascarse en el dogma y de no preocuparse de la parte social del Evangelio. En vez de proclamar la Reforma la igualdad y la fraternidad entre todos los hombres, desautorizando los crímenes perpetrados por los poderosos que se llamaron cristianos, desde Constantino hasta el siglo XVI, no tan sólo soslayó asunto de tanta importancia, sino que, los que se atrevieron a hacerlo prevalecer, fueron exterminados ignominiosamente por c! hierro y por el fuego. Desd? ¡a proclamación de la República, tanto entre los colpor- tores como entre los pastores, se ha intensificado la propaganda, pero todo en vano. Al Pueblo no se la dan ni con queso. Nos lo decía muy recientamenle un pastor, el cual estaba completamente descorazonado. El Pueblo no pica. ¿Y qué ha de picar? El Cristianismo debe alumbrar al mundo, no con luz crepuscular o con candilejas, sino con luz meridiana, con luz cenital. Por desgracia, el nombre de Dios sólo ha servido para embrutecer y explotar al Pueblo; el Cristianismo, tan sublime en su esencia, sólo ha servido para perpetuar las torturas del género humano. Por eso, al fin, el Pueblo se ha erguido altivo contra insolencia tanta; el rebano de humildes carneros se ha convertido en mesnada de temibles lobos. Las conciencias rebosan descontento, pues, al fin, los abusos han hecho el malestar insoportable. El ambiente está recargado de espíritu de rebelión y los efluvios de rebeldía saturan la atmósfera. Los rumores del Pueblo ya no son quejas, suspiros ni llantos de impotencia, sino espantosos rugidos de venganza que hacen estremecer a la Tiranía. Las sombras acumuladas en el horizonte humano durante siglos y siglos se han rasgado y disipado y una claridad brilla apoteósica y deslumbradora. El Pueblo ve perfilarse en su mente los recios contornos de una Sociedad más justa y equitativa que la presente. El Pueblo no volverá a arrodillarse ante los opresores y es inútil que se pretenda engañarlo nuevamente con palabras.- La Humanidad no volverá a la Edad de Piedra o a la Edad Media. No piense nadie que la astucia y las persecuciones de los gobernantes y el oro del capitalismo filtrando traidores en las filas obreras harán naufragar la rebeldía en las muchedumbres, no. Mientras subsistan las causas, se reproducirán los efectos. La crisis que pueda producir la astucia, el oro y la traición será pasajera y los efectos volverán a presentarse. Inútil el predicar un conformismo enervador; lo que hay que hacer es proclamar bien alto que el obrero tiene el derecho de vivir la vida en toda su plenitud. No más sumisión bestial; no más perpetuar la noche lúgubre en la que han sucumbido legiones incontables de víctimas del sufrimiento más cruel, víctimas condenadas a la ignorancia, al hambre, a la deshonra y a todas las humillaciones. Cese ya la opresión de los déspotas. ¿Por qué se odia todo lo que huele a religión? Porque en vez de atraer ésta a las huestes obreras y conducirlas por caminos de redención, con su pasividad las irrita hasta agotarles la paciencia. ¿Por qué los obreros no distinguen entre católicos y protestantes? Porque en éstos ve los mismos perros con diferentes collares, y a la hora de la liquidación todas las religiones serán barridas con todo lo podrido y caduco. El Protestantismo que, por medio del Cristianismo Social, hubiera podido ser un polente faro, también se ve como un obstáculo a los avances del Progreso. Los protestantes también son mirados como rémoras insoportables y molestas. No han sabido construir un cauce digno y honroso para las aspiraciones proletarias y van a pagar cara su desidia. El dique levantado, al fin ha de derrumbarse con estrépito y todo va a quedar convertido en ruinas. El Pueblo está harto de jesuítas negros y de jesuítas blancos. El dogmatismo va a ser vencido en toda la línea y la esencia del Cristianismo tomará por morada los ideales extremistas, en los cuales estará sintetizado el supremo derecho a vivir, al que se oponen los sacerdotes de todas las religiones. Inútil pretender continuar la obra nefasta; inútil el hurgar los lodos pestilentes de los bajos fondos sociales. Las negruras por las que la Humanidad ha pasado, no volverán más. Todo será inútil, menos el cruento y sublime sacrificio de los corazones desgarrados en aras del Ideal. TÁNTALO. CONTRA LA GUERRA Lo qué dicen las Estadísticas La Voz de las Mujeres Desde que terminó la gran guerra, han ido publicándose muchas estadísticas referentes a las matanzas y devastaciones causadas durante aquellos cua¬ tro años de frenesí destructor. El recuerdo de aquel lapso de tiempo no ha sido borrado, pero sí atenuado en la memoria de las gentes por las incidencias del diario vivir. El Comité de mujeres que es- ta en Ginebra, nombrado por las Organizaciones femeninas, ve de cerca que la solución que ellas piden, que desarmen las naciones, pues ésto lógicamente impediría la guerra, es algo que se esfuma, y para refrescar la memoria de los pueblos envía notas estadísticas que sirvan para tener presente los horrores de! pasado y les adviertan los que pueden sobrevenir en el porvenir, si las gentes de buena voluntad y todos cuantos son ya las víctimas propiciatorias preparadas para este gran crimen se cruzan de brazos y dejan hacer a los monstruos que, no solamente no impiden la guerra, sino que, para sus fines particulares, están preparándola. Una de estas notas, que es una llamada y una estadística, recibida por nuestra Agrupación local de cooperadoras, es la que, con su anuencia y beneplácito traducimos y transcribimos, pues para ser publicada nos la envía desde Ginebra el citado Comité. He aquí lo qué exponen en dicha nota estadística, cuyos datos, nos advierten, son tomados de las cifras de esladíslicas oficiales publicadas por la Oficina Internacional del Trabajo de la sociedad de Naciones. Lo qué ha costado la Guerra El dinero malgastado en el curso de la última guerra pagaría el trabajo de 15 millones de obreros durante 200 años. En esta guerra perdieron la vida 13 millones de soldados. Sus ataúdes alineados uno al lado de otro cubrirían un camino de 6.450 kilómetros o sea la distancia de Bruselas a Moscou. Y estOS 15 millones sólo representan las víctimas caídas en los campos de batalla. A esta cifra hay que añadir los 24 millones de muertos víctimas de las bloqueos, atentados terrestres y marítimos en los navios echados a pique y bombardeos; las víctimas de las privaciones y del hambre, etc. La cifra de 13 millones de muertos la encontramos con esto casi triplicada — ¡37 millones de vidas humanas! Otro cuadro: si los muertos marcharan en líneas de diez de fondo, desde el alba al ponerse el sol, con intérvalos de 10 segundos, desfilarían estas víctimas de la guerra durante... 162 días. Y ahora: ¿cuánto ha costado la guerra a cada habitante de los países beligerantes? Hélo aquí: