LA LUCHA nio y de ácido pícrico. ¿Es exacto todo eso? X. — Exacto. Presidente. — ¿Ignoráis que estos venenos son, en su mayor parte, en extremo violentos? X.— {Diablo! ¡Ya lo creo! ¡La cerveza, sobre todo! Yo no bebería un vaso de la mía por todo el oro del mundo. Presidente.— ¿De modo que habéis obrado con premeditación y conocimiento de causa? (X. se retuerce el bigote socarrón a menté). ¿Qué tenéis que alegar en vuestra defensa. X. (con arrogancia).— Tengo que decir que el comercio es la teta alimenticia de una nación, y que nadie tiene derecho a poner trabas a los negocios, que ya van demasiado mal. (A pesar de esta elocuente defensa, el tribunal, usando de su severidad acostumbrada, condena a X. a 50 pesetas de multa y las costas). * * El mismo iribunal procede, sin levantar mano, al interrogatorio de un malhechor acusado de envenenamiento. Presidente. — ¿Entonces confesáis haber disuelto una caja de cerillas en la sopa de la viuda Bruno? Acusado.— Media caja nada más. Presidente. — Sea. Gracias a un concurso de circunstancias, que yo calificaría de providenciales, vuestra infortunada víctima ha escapado a la muerte; pe ro la intención criminal y la premeditación estaban manifiestas. ¿Tenéis algo que alegar? Acusado. — Unicamente que estoy dispuesto a pagar la patente. Presidente. — ¿Qué patente? Acusado.— Una patente de tendero, de vinatero... cualquiera, no tengo preferencia^por ninguna. (El presidente menea la cabeza). De ese modo se me castigará con cincuenta péselas de multa y los gastos de juicio. Presidente. — Acusado, no agravéis vuestra situación con bromas de mal gusto. (El tribunal, estimando los antecedentes del acusado, le condena a veinte años de cadena solamente. * * * Acusado— (filosofando en la prisión). — Tratad de envenenar a una sola persona, y os condenarán a veinte años de cadena; envenenad a mil y os multarán en cincuenta pesetas; a diez mil, y os condecorarán... Para tener éxito en este bajo mundo, es necesario hacer las cosas en grande. Miguel Thivars. Voces de Ultctrumba El Cristianismo Socia Comprad este valiente libro. Él pone de manifiesto la gran discrepancia existente entre las redentoras doctrinas del Mártir del Gólgota y los que, amparados en la sombra de la Cruz, perpetúan la explotación del hombre por el hombre. El Cristianismo no ha fracasado como ideal emancipador; sólo está desacreditado por los que pomposamente se titulan sus representantés, que no han titubeado en prevaricar ante el fulgor del oro de los poderosos. En el «Cristianismo Social» se expone un plan perfectamente viable que, de llevarse a la práctica, resolvería, sin trastorno alguno e inmediatamente, el pavoroso Problema Social. Un pequeño Grupo está laborando para hacer la prueba. ¿Quiere V. formar parte de él. Lea antes «El Cristianismo Social», con cuya lectura quedará bastante orientado. Un tomo de 266 páginas de apretado texto, 4 pesetas. 10 eiemplares, 20 pesetas, portes francos. Pago adelantado. EL ALCOHOL Llámese aguardiente, caña o con cualquier otro nombre La historia del aguardiente es una historia de vergüenza, corrupción, crueldad y ruina. Ha robado a la cara la gloria de su salud, y, en lugar de su purísimo carmín, ha deiado el rostro sombríamente colorado y asquerosamente irritado. Además de haber quitado la belleza y iierniosura a la faz, dejándola deformemenie enrojecida, ha rebado el trillo suave de los ojos, dejándolos obscuros y ensangrentados. Ha robado a las piernas su belleza, dejándolas vacilantes e inesta bles. Ha quitado la firmeza y la elastici dad de los pies, para hacerlos débi les y falsos. Ha robado a la sangre su vitalidad y la Ha llenado de veneno y de gérmenes de enfermedad y de muerte. Ha robado al rostro su virilidad y fortaleza y ha dejado en su lugar las señales de la sensualidad y brutalidad. Ha corrompido la lengua con maldiciones y necedades. Ha inclinado las manos al mal, haciéndolas instrumentos de opresión y asesinato, en vez de serlo de ulili dad y bien hacer. Ha roto los vínculos de la amisla.1 y sembrado los gérmenes de la enemistad. Ha hecho del padre bondadoso y caritativo, un hombre Urano, áspero, bestial y homicida. Ha transformado a la madre cariñosa en una furia infernal y en la encarnación de la bestialidad. Ha robado a la mesa su abundancia, obligando al hombre a llorar de hambre y a pedir limosna en la calle. Ha quitado a las espaldas los vestidos de paño y seda, cubriéndolas de andrajos en su lugar. • Ha poblado las casas de corrección y de locos de lamentables víctimas. Ha llenado de criminales nuestros juzgados, penitenciarías y casas de corrección. Ha llenado nuestro mundo, tan bello, de lágrimas, gemidos y lamentaciones, y a muchos pobres y desamparados los ha sumido en las negruras de la miseria y de la desesperación. Propague Vd. "LA LUCHA". JESÚS ANTE EL MICRÓFONO. IX. Hermanos radio-oyentes de LA LUCHA: No he de ocultaros que siento verdaderamente el no poderme comunicar con vosotros más a menudo, una vez por semana, cuando menos. ¿Porqué no trabajáis un poco más para que LA LUCHh pueda publicarse semanalmente? Con el aumento de mil ejemplares más en su tiraje actual, se realizaría este objetivo. Por una parte, ya ha habido aumento; pero vosotros no debéis desconocer que los enemigos de la Verdad trabajan con todas sus fuerzas para que LA LUCHA sucumba, y tales esfuerzos han hecho que lo que se ha ganado por una parte se haya perdido por otra, cosa que ya entraba en los cálculos de los que hacen LA LUCHA. No obstante, tengo fe en que los que me escuchan sabrán contrarrestar la influencia de los malos y que ya, bien expurgado el campo, LA LUCHA podrá llegar a la meta de sus aspiraciones. Y ya, dicho lo que antecede, voy al grano: Los que conocen algo mi historia, saben que lo que marca la ruta de mis predicaciones, la piedra de toque donde ful probado de si estaba verdaderamente preparado para desempeñar fielmente mi delicado ministerio, fué la tentación que sufrí en el Desierto por el Espíritu del Mal. jAh, cuántos son, que actualmente se dicen los seguidores de mi doctrina, que reúnen excelentes condiciones intelectuales para hacer una gran labor en bien de la Humanidad, resumen de todas mis enseñanzas, y el Espíritu Maligno se apodera de ellos y les hace sentir miedo y horror de ser paladines esforzados de mi santa causa! Ellos ya saben que el Maligno sabe transformar el bien en mal y viceversa; pero quedan deslumbrados y apostatan de su deber. Cuando el Mal muestra un sendero llano sembrado de pétalos de rosa y por antítesis señala otro pedregoso y cubierto de implacables espinas que amenazan desgarrar las carnes, se necesita estar dotado de un alma soberanamente altruista y generosa a toda prueba, para preferir el sacrificio al bienestar. ¡Así se halla mi obra en el deplorable estado en que se encuentra, por culpa de los que se llaman mis ministros, por preferir lo que en apariencia es bueno, cuando, engañados siempre por las apariencias, rechazan y dejan de hacer lo mejorl Pero, a pesar de todo, mi obra de redención sigue, sólo que es llevada a cabo por hombres que no ostentan título alguno teológico, lo que a mi me tiene sin cuidado, pues que ya dice la «Palabra» que es el espíritu el que vivifica. ¿No oslacordáis que dije: «No todo el que dice: ¡Señor! ¡Señor! entrará en el Reino de los Cielos, pues sólo entrará en ellos el que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos»? Pero muchos de mis (?) ministros se ríen de tales palabras. En este momento, viene a mi memoria el desfile de los que acusaban a la Mujer Adúltera. ¿Cuántos de los que se llaman mis ministros, puestos en fila, examinándoles yo el rostro y el corazón, resistirían mi escrutadora mirada? Creo que atodos les remordería la conciencia, por no cumplir ninguno con su deber, y el desfile que contemplaría sería, por lo menos, tan patético como el de los que acusaban a la Mujer Adúltera. Es tan poca la fe que tienen, que prefieren un miserable mendrugo de pan a la vida eterna, que tengo prometida a los que cumplen mis mandatos. ¿De qué es causa que todo el mundo me deteste? Yo practiqué y prediqué sólo el Bien. Mi Filosofía entraña el amor más excelso, la fraternidad más exquisita. No obstante, se odia y maldice mi memoria. Si el mundo va mal, no es mía la culpa. El resumen de mi doctrina es: «Ama a tú prójimo como a tí mismo.» Mas como los que se llaman mis ministros no inculcan tal esencia a los que les escuchan, de ahí el desbarajuste reinante. Mis ministros son tentados por el Espíritu del Mal, como me tentó a mí, cuando decidí el comienzo de mi misión libertadora; mas no resisten [atentación y el brillo del oro les deslumbre y se olvidan de velar por la pureza y por el estricto cumplimiento de mis enseñanzas. Y así en el mundo hay ricos y pobres, hartos y hambrientos, poderosos y humildes, verdugos y víctimas; el mundo está lleno de mal, porque en él impera la materia que maneja Satán, en vez del espíritu de Dios. La Humanidad se encuentra en un mundo que podría ser un verdadero Paraíso, si se siguieran mis enseñanzas, y, gracias a las claudicaciones de los que se llaman mis ministros, está convertido en un Infierno. Continuaré, JESÚS DE NA2ARET.