parte en esta clase de carreras han de estar nmy seguros de la tongitud de su salto, pues de lo contrario se exponen à sufrir accidentes de fatdes consecuencias. Ademàs de lo anteriormente dicho deberà tenerse presente, al hacerse el salto del foso, to siguiente, para acomodar el salto à las reglas clàsicas: que se ha de dar el salto marchando muy aprisa y acelerando todavía mas la velocidad al llegar cerca del primer borde; que así que se toca la orilla opuesta debe echarse ràpidamente el cuerpo hacia adelante, agachàndose mediante flexión de las rodillas y tendiendo los brazos para dar màs balança al cuerpo hacia adelante. Por fin, levantarse y córrer nuevamente. Cuando el obstàculo que se ha de pasar es un foso de la otra clase, esto es, un foso de anchura muy grande, entonces ha de sujetarse el corredora las siguientes reglas: al contrario del salto anterior, disminuir la velocidad en vez de acelerarla, hasta casi pararse al ,borde del foso; hacer una flexión màxima sobre las rodillas, como si se quisiera sentarsc sobre los pies; saltar en seguida al fondo; llegar a la parte opuesta y escalar el borde del foso, dando un salto que permita apoyar las manos en aquél, y por contracción de los brazos, ayudada de la trepación de los pies, y una vez arriba, rcanudar la carrera. Como regla general para estàs carreras hay que córrer con el pie plano, pues córrer con las puntas del pie produciría un cansancio enorme. Elogio del Lawn- Tennis Muchos anos atràs, cuando el lawn -tennis estaba en sus comienzos, cuando apenas se habían celebrado dos concursos internacionales, con aquella modèstia que entonces se hacia, y cuando los aficionados al lawn-tennis eran poquísimos comparades con la legión que actual mente se dedica à la pràctica de este hennoso deporte, se publico en Los Deportes, número del 27 de Enero de 1906, un trabajo, debido a pluma bien conocida de nosotros, sobre el juego del lawn-tennis, del cual pueden aprovecharse, por via de introducción à una sèrie de articulitos que nos proponemos publicar acerca de este elegantísimo sport, algunos pàrrafos, que reproducimos à continuación por constituir un estudio de las características generales del lawn-tennis, que siempre seran las mismas, y un elogio del juego que nos ocupa, que serà siempre igualmente aplicable. Y dice el aludido articulista: « Dentro de los deportes, cada uno tiene su detalle característico que le distingue esencialmente de los otros dàndole un aspecto especial. El lawn-tennis, como otros acaso mas encopetados, senala entre aquellos en que interviene el balón- como principal elemento, una diferencia notabilisima: su innata aristocratización. Este caràcter le da un aire típico de distinción, que, unido à la circunstancia de que el lawn-tennis tenga gran número de adeptes entre el bello sexo, algunos de ellos muy diestros y entusiastas, hace que impere siempre y en todas sus manifestaciones la mas exquisita corrección, lo cua! contribuye poderosa?nente à que el lawn-tennis sea un deporte serio, delicioso y estrictamente ordenado, que cailtiva y seduce con fuerza al que prueba el secreto de tan recomendable esparcimientov Y si à esto se anade que las dimensiones de la pista (24 por II metros) comienzan por ser. nada à propósito para que en los doce metros restantes à cada lado de la red pueda hacerse gran ostentación de fuerzas, se comprenderà que estos impetuosos alardes quedan descartades en el lawn-tennis, sin que esto quiera decir que sea un inocente juego de ninos, antes al contrario, es notable ver que los grandes maestros desarrollan toda la fuerza que en sus musculós puede generarse, sin incurrir, por lo general, en la falta que la infracción del reglamento trae consigo, y como es difícil que se consiga siempre csa precisión en aílanar esta dificullad de acierfo, cuando se tira la pelota con mucha fuerza estriba precisamente el secreto del juego. Hay que advertir que en estos casos no se emplea la fuerza por cl mero capricho de hacerlo, sino porque así lo exige una alta conveniència de habilidad. No ha de causar sorpresa ver hermanados en este juego à dos elementos tan antagónicos, puesto que en tales ocasiones, si la fuerza muscular desarrollada es, por ejcmplo, de 100, la que se imprime à la pelota es dc 75, 50 ó 25, según la colocación del contrario y la conveniència del jugador, empleàndose este 25, 50 ó 75 por ciento, que parece haberse desperdiciado respectivamente, en dar vigoroso efecto à la pelota, por medio de una especial disposición de la raqueta, lo que en términos del juego se llama cortarla, para que al dar el bote, salte largo ó corrido, unas veces; otras, con dirección de derecha à izquierda ó viceversa, y aun algunas veces retrocediendo, con objeto de enganar caballerosamente al contrario, si cabé la concepción dc esta nueva paradoja. El que se haya fijado en las combinaciones y golpes diferentes à que se presta la pelota, con esa diversidad de botes, supeditades à la voluntad del jugador, comprenderà en tede su esplendor, por este solo detalle, la belleza y la amenidad de este deporte. El ejercicio gimnàstico que se consigue con el lawn-tennis, es atge mas moderado que el del foot-ball, però mas uniforme y sucesivo, puesto que el jugador està en continua actividad, à diferencia de lo que ocurre en aquel atlétice deporte, en que se exige, por parte del jugador, un esfuerzo considerable en determinade momento, para • quedar después en completa inèrcia por espacio de algunos minutos, debido al cambio que en el juego introduce la distinta situación de la pelota. Finalmente, la reducida extensión de los campes es un importante factor para su prepagación, ya que sin sacrificarse gran superfície STADIUM : S. E. — II