8897 Esptñi, En»¡qae (¡aspar, al autor da tLa Levita,* en virtud de aaU teoría, reniega de Bawtro antiguo Vlarcon, recoge en loa cafés y círculos media docena de rasgos, cuatro dalos y un sucedido cualquiera, los comoina 6 los baraja, los gradúa, y hace una comedia en la cual muchos especiaaores reconocen frases y cositas que ellos han oído 6 dicho en el cafó Suizo 6 la Puerta del Sol de Madrid. En Francia, Alejandro Damas, hijo conaulta los apuntes que tomaba cuando frecuentaba la sociedad de Aguasturbias (deml monde); eacoge lo mas picante, lo mas vulgar, lo mas frió é interesado, y compone una obra, en ia cual todos los calaveras y gran número de mujeres perdidas 6 perdularias ven reminiscencias de su vida y casa. No faltan, sino que abundan, literatos que aseguran que esto es superior i Moliere. Sin embargo Miguel Angel, Leonardo y Rafael, estudiaban la naturaleza con tanta aplicación como los artistas actuales; y Alarcon y Moliere, antes de escribir tLa Verr dad Sospechosa» y «Paredes oyen», «Las mujeres Sábiaa» y tLl Tartufo», recorrían también la Puerta del Sol y los cafés en boga de aquel tiempo, los circuios y las tertulias turbias mas frecuentadas, tomando apuntes de lo que velan y oían. Entonce» se empezaba del mismo modo que ahora, cualquiera que fuese la obra da imaginación que hubiese de hacerse; empero se continuaba y terminaba de un modo muy diferente. Hoy lo importante, lo principal, lo difícil, es el apante, el dalo. Entonces lo importante, lo principal, lo difícil era estudiar el dato, profundixarlo, revolverlo en lodos sentido?, desentrañarlo, y tomarlo por basa de una creación que resumiese un caricter, un vicio, una ridiculez, una idea moral 6 ana pasión. Así ea que lo que ahora se hace es transitorio, y lo de entonces fué duradero: ahora se pmla ó escribe para euatro docenas do curiosos y desocupados; entonces se pintaba y eacribia para una Andad, para una nación, para el mundo. El libro que tenemos á la vista lo demuestra claramente respecto de los tros grandes artistas de que se ocupa. Empieza dando una idea de lo que fué el arte italiano desde la Edad Media hasta fray Angélico y el escultor Ghiborti; y continúa refiriendo como llegaron A transformarlo en la pintara y escultura Miguel Angel, Leonardo y Rafael. Todo el discurso es curioso é instructivo, porque está hecho con buen gusto y gran exactitud, descollando la parte biográfica de los tres artistas, que es de lo mejor, sino lo mas abund&nte y fidedigno, que se ha eacrito sobre ellos: á este propósito añadiré que la primera edición de la obra ba sido el guia que han tomado todos los que después se han ocupado de la vida de dichos autores. Cuando el libro no tuviera otro mérito, este basUria para que fuese interesante y apreoiable. Pero repetimos que su misma exactitud y minuciosidad encierran ana gran lección para los pintores do ahora, á quienes ensefia á ser naturalistas y artistas, confundiendo sus ridiculas pretensiones. Asi como en la Edad Media la arquitectura fué sepulcral, levantando catedrales qia no recordaban mas que la muerte y el cielo, asi la pintura y escultura fueron oaWlicas pintando cuadros y osculpientio estátuas y relieves donde no solo no se procuraba imitar A la naturaleza, sino que ss hacia gala de pisotearla, haciendo obras psrtlsdas abandonadas, secas, amojamadas, tiesas como cirios, vaporosas como neblinas, eatáticas como seres de otro planeta diferente. El arte verdadero no se hallaba mas que en los retratos que los autores como detalle colocaban en las tablas y en los frescos, T en las figuras de capricho que incrustaban en las catedrales y tumbas, repnaeotaado escenas de travesura y lubricidad. Así demostraban que no les faltaba talento, ni estudios; pero que la tiranía teocrática los ÍButilizaba, imponiéndoles un sistema que filseaba las obras y amaneraba la profesión. A fines de la Edad Media apareció un hombre que inició la revolución: este fué Giotto, arquitecto, pintor y escultor de tanto génio, que se elevó de simple paator i Jefe y renovador del arte italiano. La reforma de este artista consistió en adoptar i la oonoapcion v ejecución generales el sistema naturalisU que se seguía en los detalles. Revestido de una gran imaginación, sabio en el dibujo y el colorido, observador profundo del corazón humano, tuvo todas las condiciones para luchar con el arte tsooritlco y vencerlo, imponiéndole sus concepciones con el maravilloso efecto que producían. Entonces quedó como descubierto un nuevo mondo, las obras parecieron renovarse, N buscó la unión de lo humano con lo divino, y todo el arta tomó otro rumbo. Si el trionfo no fué unánime, fué general, siguiendo el nuevo camino casi todos los artisUs, cada uno en la medida do au génio y ciencia, hasta el siglo XV, en que aparecieron los feas maestros citados. Leonardo de Vínci, que (ai el primero en fecha, halló el arte parado, porqae este, i pwar del talento de Muíaccio, uno do loe mas briliantea suceso re» de Giotto, no ba^