'2 heno'? dicho antes," que en las alturas se tespira una atmósfera de efroi1 y de injusticia, origen de todas las desdichas que atolao a nuestro pata. No se ban manifestado menos cloramcRte estas verdades en el palpitante condicto de lo* iogenteros industriales. El más rudimentario sentido común ensefla que las funcionrs propias de Ja industria no tienen el menor punto de lemejanza con la construcción de caminos, canales y puertos, ni aun con la extracción de los mineralf s escondidos en las entrañas de la tierra. El arte de tosxnaiinos, canales y puertos es tan antiguo como el mundo y la industria e i casi en su totalidad moderna. 1 -a- minas las explotaban ya, y algunos creea nejor, los antignos romanos, mientras las modernas máquinas no pudieron ter siquiera imaginadas por ellos. fCúmo, pues, ha de saber dirigir las compli* cadas manipulaciones de esta Industria quien sólo aprendió las viejas rutinas df abrir sendas o arrancar minerale1; de ia tierra? Una cosa tan sencilla tampoco la comprende el ministro de ocasión seflor Villanucv;i, porque, al jnrar et cargo, perdió el poco caletre que poseía y se desposó con el error, en vex de hacerlo coa la opinión publica, que no se etu^aOa nunca. Asi viven y así morirán todos los gobernantes españoles. Gobernar es transigir. a cuestión ferrodiarjj, que, al parecer', no Interesa tanto a determinada parte de la opinión como día* atrás, no estí ntsuelti n! mucho menos, y como el señor Canale' i .a no se abarre, como el núufrago a una tatla, a las ortantacloiei que de|ú trazadas don Melquíades Alvarax cuando hace pulo iniervino en el debate, opinamos < ue hay tela cortada para rato y que las leye ■ que lia presentado el ministro de í o.nentó «an « ser un sem-llero dp dis^ustoa y grandes males, Mala paí.i tiene el sellor V illanueía ^ara errefllar cueslionea, y, culi! nu»Vo C nrro nleloja, na inten;a ar.-ealo que no eche a perder laa corriente» de arreglo yue podían existir, u si no, recuérae» cuando aun poseía Lagaña la isla de Cuüa. que al «eior Vlllannova y a oíros qui como el pencaban se debe en uran parte la pérdida de laa Antillas. Pero volvamos a la cuestión leirovlar ia ous es lo que interesa, ¡-^ 4 El aforismo político aoberrar es translair', además que la hhloria de todos ios pne los nos enseña que es una vcrüad mtls q 'Bn le que una catedral, la experiencia de la política española nos lo coníirm ), \ tan cierto ea ello, que el ejemplo de la pérdida de las colonias, lo ocurrido ea Julio de lüOB y otros medios ejemplos que podríamos citar nos dicen que por no haber transIgUo lo ^ gobernantes en muctiss ocasiones han sobrevenido danos sin cítenlo. No hay necesida t de volver a co nentar los proyectos de ley del ministro do romealo para resolver para siempre la cuestión íerroviaría pero sí que haremos resallar una vez más la enormriad que supone el declarar ilfcitES las i.nelgfa de empleados y obrafos de ferrocarrltea y el imroner una sandón penal de no cumplirse los fallos <;e (as Juntas de conciliación y arliltrajp. Y, por lo ujismo q.;irí, entendemos -".ue debe hacer caso omiso du'io que puedan decir lasderecias, que aprovechando el mutis que hace t\ señor Maura después de su discurso y qve, se ; n todos los Indicios, no tuvo otra Importancia ne las frases que le dló ocasión de hacer. Y como es sabido que para el Jefe conservndor más vale una traae que una ?ol'.ici n. el homire no ha intervenido más en el asunto y de ahí que ta . rensa que le es tfecta • e despache a su gusto, procurando Inclmar el únftno del God'irno para que no acepte nuev. s or¡entn.-fone3 para resolverlos confllctoj entre les CompalHas de ferrocarriles y sos e-rpleadcs.