EL BUSILIS. sin reparar en su seso al ver que era nsté ¿critain concebí cierto proyecto, y léjos de complacerme accediendo & mU deseos trata de echármelo lodo & perder con las melonadas qae llegan á ocárrirsele. ¿Por qué ha enviado usted á La Correspondencia de España esas tonterías respecto k mi. entrevista con Castelar? — Direte, Dios. En Francia... — Dicen mon hieu, ya conozco la frase. — Ea Francia , los journalistas ó peguiodistas, como quieras, Padre Eterno, tenemos la costumbre de ser unos pillines maquiavélicos. Allí, en Le Figagój Le Goloás, armamos estas triquignoles á nuestros adversarios. — ¡ No veo la tostada I — Es que eres bizco, Dios. La tostada aquí estaba clara como la luz del día. Ta sabes, Ser Supremo, las corrientes republicanas existentes. Las tres fracciones del partido republicano están hoy en dia unidas. Pues bien, Todopoderoso, si hubiéramos llegado á conseguir que unas recelasen de las otras , j no hubiéramos dado golpe? — Y porrazo. Usted, educado en el cerebro de Europa que hace caso de esos cañarás, no se ha fijado que en España nadie aguanta ancas de nadie. Aquí tiene usted El Globo, léalo y cáigase de espaldas, imbécil superlativo. — Te suplico, Dios, que no me trates así. — ;Lea, lea... y cáigase ! Pellejo lee El Globo, y dice : -¿Yqné? — ¿Cómo y qué? Que á estas horas toda España me achaca á mí todas las sandeces que usted ha tenido el atrevimiento de hacer decir á mis huíanos. — ¿Y después? ¿Tan mal te encuentras con mi protección que me echas en cara lo que hago en tu favor. Dio» de cartulina? Don Antonio pone los ojos como del tamaño de platos al fijarse en la irreverencia de su acólito. Pellejo continúa : — Sí; y después de todo, ¿qué serías tú sin mí ? Te doy importancia, te hago hombre, te presento en un periódico de Perpignan y en otro de Jarnac como el primer político del mundo, ¿y todavía te quejas, ingraton? ¿Qué es eso de Castelar? Nada; un medio de que me he valido para acreditarte de mónstruo y de fenómeno. ¿Que ha dicho la verdad El Globot ¡ Inocente! Mañana inventaré otra tontería para darte lustre... Aqui ya no se pudo contener D. Antonio. — 1 La guardia ! i la guardia ! — gritó echando espumarajos. Entraron varios guardias civiles. — 1 A ver, ese hombre de pareja en pareja hasta la frontera, y si hace ademan de hablar, fusilarlo! .SaUeron los guardias con el culpable. Don Antonio se hizo sangrar aquella noche por un húsar de Antequera. DESAFIO DE MATEO. (parodia.) Si tienes el corazón, Mónstruo, como la arrogancia, y á medida de tu gusto quieres tirarnos castañas: Si con Vega fraternizas, como con Moyano parlas, y á caballo con los húsares armas jolgorios y zambras: Si eres tan diestro artillero como orador de camama, y como á fiestas te aplicas te aplicas á no hacer nada: Si eres carlista de ornato como liberal á&papa y oyes el son de aquel vim como oyes caer el agua: Si como en el Ateneo tiras por breñas y zarzas, en la urna al enemigo le atrepellas y maltratas: Si respondes cuando quieres, como cuando quieres callas, sal al punto de tu concha, ven á darte de trompadas. Y si no osas salir solo como ahora se halla Sagasta, algunos de tus caballos para que te ayuden, saca; que loe buenos reaccionarios no en palacio y entre macas aprovechan su soberbia como tú, bizco del alma. Pero aquí que hablan los votos, ven y verás como habla el que resucita lázaros y á quien nadie echó la pata. Esto Práxedes escribe sobre un mal papel de estraza, y donde pone la pluma parece que pone un ascua. Y llamando á D. Venancio le dijo: tLlégate á Cánovas, y en secreto le dirás que estoy hasta la solapa, y que sino da distritos para mi y para la tanda, le espero en el presupuesto cuando vuelva á las andadas, y á él y á los suyos confio hacerles tragar jalapa, y en el comedero actual no me queda ui una rata. EL SUSPIRO DEL MORO. Las nieblas cubrian el cielo. Sidi-Jara-Met-e-Met, moro de raza , digno de figurar en las partidas del Madhi, como en otro tiempo figuró entre las de Saballs , se dirigía & la estación del ferro-carril. Su porte era melancólico. Un jaique, procedente de empeño, le cubría de arriba á abajo. Un grasiento turbante cubría su queso de Holanda. Iba cariacontecido. Montado en la briosa cruz de los pantalones caminaba, caminaba y caminaba. Se paró en la calle de la Libretería , delante del Brusi, y allí hizo una lamentación. — i Alah te guarde, derviche! ¡ Las arenas del desierto y la arenillaj del arenero sean contigo ! | Tú sobresales y sobrenadad y sobrepujas y sobre-todo ( como dicen en los almanaques y en el Águila de Bascb y Llabrús) sobre todos los periódicos de la capital ! Tienes un Miquel y Badia , sabio crítico de pinturas que presiente el color, porque no le ha estudiado nunca, que te ha de dar mucha honra y provecho, lo mismo que á los hermanos Maariera Tienes un Cornet y un Bohigas que escriben casi tan bien como yo. Tienes un farmacéutico en Madrid , A., (¡Ah!) que está indicado con el dedo para ser ministro.... del Altísimo. Y tienes, por último, un Mafié y Flaquer que te levanta ó te empina quince codos sobre las Últimas Horas más altas ( montes. ) Con estos alimentos (elementos) no eatraüo que tu salud se encuentre al pelo, aupoil, que diria Peyó. Y después de decir esto Sidi-Jara se envolvió magestuosamente en su manta y prosiguió su camino. Algo grave le preocupaba. Era su candidatura á la diputación á Córtes. En la plaza del Angel se paró de nuevo y volvió á hacer una segunda lamentación. — Adiós, Barcelona, patria de los Sarrós, Torts y Fontrodonas. Adiós, ciudad condal, donde mi inteligencia abrió los ojos á la luz — y pase la metáfora. Aquí fué donde yo, sin entenderlo, defendí el proteccionismo. Aquí , y en el Círculo Conservador, fué donde hice un paredón ó un parangón entre el poeta Becquer, Espronceda y el tío Nelo , el de los buñue - los. Aquí fué donde me pegó aquellas bofetadas que todavía me escuecen , aquel caballero posibilista y que aguanto todavía en la cara , apesar de todos los Códigos del honor que ordenan tener dignidad. Aquí, en Barcelona, fué donde puse una honrada agencia para honrados asuntos y con honrado propósito. Aquí me desmayé , aquí insulté en un banquete al cónsnl francés, aquí no me he lavado nunca la cara, aquí di el timo á Frontaura, aquí eché ríos de sangre por la boca , aquí me han llamado melón , aquí, en fin. me ha conocido ya todo el mundo. Y diciendo esto echó calle abajo para irse á la estación. i Lloraba l Con la barba se limpió los ojos ¡ El que nunca se Labia lavado ! y entró en el anden. Tercera lamentación. — Este país está perdido. Ya no salen los hombres de bien diputados. Cuando yo, cobarde y todo como era, mandaba despachar á alguno en la Mancha, creía estirpar la raza de los futuros diputados, cosa á que yo aspiraba. Pero nada de eso. Hoy el pollo y mi amigo el cruzado Pidal no me dejan un distrito para un remedio. ¡Y para esto me desmajé delante de varias señoras ! ¡Y para esto eché sangre por la boca ! Y para eso no he pagado á nadie ! Eso ea un horror... como yo ! En cambio saldrá D. Vicente de ú otro tipejo por el estilo...! Ah ! qué nación ! qué pais! qué partido! Y diciendo esto, tomó un billete de tercera y se fué á Madrid al Asilo de S. Bernardino. ¡ Escelente sugeto ! MONSTRUOSIDADES. Dice El Correo Catalán: «Por haber salido Con algunas erratas de imprenta hoy se reproduce el anuncio de Perlas Vitales.* Entre otras cosas, estas perlas curan la impotencia! Hace bien El Correo en recomendárselas á su partido. ,* , El periódico carlista ha publicado un artículo titolado \(¿ué tumbo'. La última hora debiera escribir otro que podía titular \Q,vé timbal Jara. En gitano es onz8,yar