A fío I. Barcelona 8 de Febrero de 1872. Núm. LA CARCAJADA. PUNTOS DE SUSCU1C10N: BARCELONA I.ITOO IlAKlA DK JUAN VAZQUKZ. RESTO DE ESPAÑA PRINCIPA L E 8 UtBBSRl AS. GOnnESPONDENGIA A D. JUAN VAZQUEZ, fíntnbln del Centro, uiinirro 31, Barcelona. PUKCIOS DE SUSCIUCION: ESPAÑA -16 UKAI.KS C A I) A \'¿ Nl'M KltllS. M MKUOS SI KI.TOS 2 UKALES. ULTRAMAR 2 \ M'MKUUS ")(! RKAl.KS. RKCUKRDOS HISTORICOS. Si hay una lectura capaz de ÍD<:pirar en el alma los mas helios senlimienlos, el amor de la paliia y el deseo (lela indopendencia de lodo yugo cxlranjero, es sofiuramenle la de la ¡listona de España, nación lan caballerosa como altiva que ha sahido enlodo tirmpo ser para las demás naciones do la tierra ejemplo de nobleza y que ha producido mil y mil héron que han prodigado su sangre con la mas plausible generosidad siempre que gente ext'afla ha pretendido dominarla. No evocaremos' el recuerdo de Sagunto y de Numancia, que nos presenta el hecho admirable de un pueblo que no pudiendo resistir k fuerzas superiores reduce á cenizas sus muebles y tesoros para que el romano no pueda aprovecharse de nada y ellos mismos 8e arrojan á las hoguera* predriendo la muerle á la dominación extranjera. Hubo un dia en que un mal español, queriendo vengar ciertos ó supuestos agravios entregó la patria en manos del audaz sarraceno. Aquel traidor fué ol conde Don Julián. ¿Y qué hicieron los ospailoics al ver sus pueblos \ c iudades dominadas por los sectarios de Mahoma? tTal vez amilanarse y no pensar en una de fensa que parecía imposible? (.No procuraron quebrantarlos hierros que aprisionaran al león ;le Numancia? No: el león bramó y este bramido hizo temblar de espanto al islamismo y anunció la hora de la libertad de la Iberia. Verdad es que sobre nuestro infortunada patria habían caído numerosos enjambres de lloros alarbes que capiteneados por el horrendo Tarif pasaron el Estrecho, treparon el antiguo Calpe, se apoderaron de Ilerklea v(iibraltar), avasallaron la Lusitania, talaron los antiguos campos en la Bélica, y entraron triunfantes en la ciudad reina del (íuadalquivir humillando bajo el poder del corvo alfange cuanto encontraran á su paso. «Nadie nos arrebatará la presa» deda arrogante el musulmán, quo ignoraba seguramente que el valor español era indomable. Eq uno en los mas pequeños ángulos do las montañas de Asturias, entre la aspereza de sus rocas, un esforzado guerrero jura vengar su patria ultrajada y oprimida limpiándola de extranjera dominación ó perecer en la demanda. Aquel guerrero, honra do nuestra patria, fué l'olayo, cuya mpmoria es lan grata al corazón do lodo buen español. Kl fué ol que se propuso salvar los tristes restos de su nación avasa lada en (iuadaloto, para levantarlos cimientos do una nueva monarquía. Alli, en las montañas de losAslures sienla sus reales ol inmortal Pelayo y aquella cueva es el teatro de sus primeras victorias. Desde alli, un pfflí»do de valientes por él capitaneados empiezan la ¡jrtudi" obrado la restauración, con un arrojo desesperado. Al grito do ¡Viva la independencia! pelean mil aslurcs contra cerca do cien mil mahumelanos. Kn vano una horrible granizada de piedras llueve sobre la entrada do la cueva que defienden los valientes con mas arrojo que los antiguos griegos el paso de las Termopilas, siendo lan horrible su mortandad que por mucho tiempo, cuando las corrientes dol rio descarnaban las faldas de sus colínas, so descubrían los huesos y armaduras de los soldados sarracenos. De tal modo empezó la nconquísla que linicron la gloria do terminar con la lomado (¡ranada losre\es católicos Don Fernando y doña Isabel. Difuso seria el querer numerar todos Ioí hechos que registra nuestra hislórica patria lóbrB l"s c-fuer Z03 que en todo tiempo han hecho los buenos españoles por la censorvacion de su independencia tm- pero no nos dispensaremos de recordar al lector que solo la Kspaña fué capaz de humillar á principios del prcsenlo ligio al célebre conquistador cuyas águilas habían pasado en magesluoso vuelo por la mayor parle de los pueblos de la Kuropa. Bailen, Zaragoza, san Marcial y otros puntos no menos importantes se hicieron memorables por sus heróicas defensas y si el ejército francés llegó á las puertas de la capital de la monarquia, no fué sin que anles sucumbieran llenos de gloría Daoiz y Velardo y tras ellos multitud de denodados defensores do la madre palriá. Nada importa que Napoleón sirviéndose do sus bayonetas .siente sobre el trono do san Kornando á su hermano Jiisé, del que cantaban los chiquillos —Pope Botellas, baja al despacho. — No puedo ahora quo esloy borracho. Los denodados españoles al grito de ¡Fuera el exIranjero! ¡Mrás el rey intruso! hicieron conocer al usurpador que la nación Ibera solo por la fuerza puede ser subyugada por extraños, y no lo quedó otro medio que repasar las fronteras, Séanos, pues, licito preguntar, si esa turba que ha retratado el lápiz de nuestro dibujanlo dando saltos de gozo y de alegría al recibir un extranjero para que nos rija y mando pueden ser descendientes de aquellos bravos españoles que prodigaron su sangre en defensa do la independenria do la patria. Bien que hoy aparecen como coufuodidos de rubor á vista de su obra, mostrando unas peripicias dignas en venia I de ser trasmitidas por la pluma y el lápiz á través do las edades. Y no digo mas por hoy Y aqu¡ suspendo mi cansada pluma que el tratar de estas ijentes ya me abruma. Yo. 'iQue liaya un oiliivrr nmt, Ifftt iMi|uirla al niuiidu". (Ksi'iiOHCMiA. Uiablo r»/ini/a. C >iil.)ii Tcru-«. VA dios Momo viene á borrar las huellas de sangre de la anterior semana. ¡Salud al bufón de los célebres personages del Olimpo, que tal habilidad tieno inclinando á las gen les á ser tan olvidadizas!... jOuicn fe acuerda de lo quo pasó? ¿(Juién se admira de que se levante una tumba mas, enlie lautas tumbas? Máximo, estando en plena dominación progrosista Nunca fué susceptible do mas oportuna aplicación el cruel sarcasmo del autor del «Diablo mundo.» ¡Ca! si el dios Momo abunda en rasgos sublimes!... ¡Cuando conseguía entretener agradablemente los ralos de ócio de lodo un Júpiter!... Bepilo que lo saludo cordialmenlo, congratulándome de su visita, como pudiera hacerlo de la del mejor amigo. El buen humor reina por todas parles; por todas partes no se oyen sino gritos, risas, chuscadas, broma, jaleo, algarabía. Sólo le faltaba al carnaval de la España con honra la visita de señor tan humoristíco. Adiós, héroes de Alcolea; os quedasteis muy atrás, con la venida del ilustro varón inmortal. Vuestra farsa, vuestra comiquería, en una palabra, vuestro Ingenio escamoleador, ni siquiera es digno de entrar en compelencia. Y bien podois sacar á relucir los límbres de aquello que hasta el nombre parece que trasciende á cola; bien decir, hacer, ó acontecer por disputarlo la primacía, quo no conseguiréis arrebalarle una sola hoja do pámpano de su corona, á no intervenir la gran inlluencia de su amigo intimo el patricio y radicalisimo Uvera. Los desarraigados, sobre todo, no tenéis que acariciar (ales ilusiones. Los ecos del harpa cólica do don Víctor perdiéronse en el vacio I-I prestigio de las fogosas frases de don Práxedes evaporóse para M n ternum Simbad el marino ya sólo espera la ocasión oportuna para virar en redondo Anlonío no puede olvidar á su Cleopalra. y eslá raUudo por oine decir de nuevo el general bonito aunque no sea mas que por recordar aquellos memorables líempos ¿Qué os queda, pues, si sois una verdadera momia galvanizada, para alimentar ninguna clase de pretensionos? Nada, convenceos do la verdad, por mucho que os amargue, y dejad paso franco al dios Momo. En resumidas cuentas, de carnaval á carnaval, va cero. El lal dios, no por eso dejará de tomar en consideracion vuestros méritos y virtudes, y además de «iianiaros la con>ideracíon de agregaros á su comparseria, no será tan cruol quo os privo de permitiros alguna que olra francachela en casa de Eornos. De lodos modos, sois muy pobres comediantes para lacla comedia, y es mucha comedia para comedíanles tan pobres. ¿No conocéis que estáis dando cada tropezón que es un portento? ¿No conocéis quo tenéis el andar del cangrejo, el vuelo del murciélago, y el cacumen del asno? ¿No conocéis que no habéis do saber salir de las andadas? ¿A qué, pues, ese maldito empeño quo cuanto más so dilate, más os ha do hacer locar el ridículo, y quizás os haga dar al caer más fuucslo batacazo? De buenos patricios es, ol sacrificarse en honor de la patria, y vosotros quo tantas pruebas do tales habéis dado, no debierais vacilar en prescindir de vuestros estómagos en el caso en quo la pobro so encuentra. Dejad el timón do la gloriosa nave al piloto Momo, y que acabe de desgobernarla loda vez que de tal mo do la habéis desgobernado. Cuando menos, la diversión no se circunscribirá á unos cuantos, y habrá bailes, y músicas, y borracho ras, y desórdenes, y mascaradas, y todo género do locuras por lodos y para todos mantenidas y disfrutadas, sin que se reproduzcan las contribuciones de consumos, derechos de puertas y otras gabelas y socaliñas por el estilo, que do tan viejas ya han llegado á hacerse pesadas, y tal vez so evite que unos dilapiden y derrochen mientras otros carecen hasta do lo necesario, y sin tal vez no habrá lanía ocasión de ro cordar el sarcasmo del poeta: «Ouc lia\a un cadáver más, ¿qué importa al mundo9» puesto que el insigne Momo no es tan alicionado á la sangre. No es su genial ol de los Caligulas, los Tiberios y los Nerones, y mas bien que con Belona, prefiero estar en íntimas relaciones con Silo y con Baco. Hombres de órdon, como los que antes os zurraban de lo lindo por desordenados, pudierais alegar sus instintos y tendencias un tanto licenciosas, y que sus libertades tocan casi al libertinaje ; pero anles quo fijaros en la paja del ojoegeno, reparad en la viga del vuo>lro, y los que tengáis el lejado do vidrio, no Intenleii tirar piedras al lejado del vecino. En resumen; el Señor dol mundo siempre fué uno; pero vuestra farsa es mas esclusivisla que la del an-