34 LOS DEPORTES (Tonccpto geníraí sobre d ¡l cuerpo humano, mecánicamente considerado, puede compararse á una máquina complicada. Toda máquina para hallarse en disposición de funcionar ha de reunir agente motor; materiales ó piezas resistentes ó sólidas, en relación necesaria y adecuada á la transmisión de las fuerzas; y los medios de deslizamiento en cantidad suficiente y de calidad abonada para evitar el roce y el recalentamiento de las piezas. De modo pues, que nuestro cuerpo por razón natural, si no existieran otros estímulos, debería ejercitarse; porque los elementos impulsores, cuales son los músculos, disminuyen de potencia, en la inercia, si dejan de ponerse periódicamente en actitud; y los jugos de deslizamiento, como la sinovia y la serosidad de la sangre, no se acumulan en las junturas de los huesos y en la superficie de los órganos, si no tienen lugar movimientos repetidos. Para mantener, por tanto, la máquina disponible para el trabajo, se necesita del ejercicio; pero además existen los estímulos naturales que nos inducen al mismo ejercicio: expresión de estos estímulos es la afición al deporte, en unos, al retozo en los niños, á los saltos, á las carreras, etcétera. L<3s deportes son la forma práctica de la satisfacción de una necesidad. Así vemos que la razón sé asocia al instinto, para llevarnos á la ejecución de las distintas clases de movimiento agradable. Cuando el cuerpo ha permanecido en reposo por un tiempo muy prolongado, se inicia la necesidad de desperezamos, esto es, de contraer con fuerza los músculos cuya tonicidad natural quedó como» adormecida ó cohibida con exceso. Dicho fenómeno se ofrece con frecuencia después del sueño ó de larga permanencia en la inacción. Más no siolamente reclama el cuerpo de manera espontánea, el movimiento repetido de tanto en tanto; si que también la inteligencia parece que descansa á su modo, cuando las fuerzas físicas se mueistran en actividad muy pronunciada; y es tanto mayor al descanso intelectual ó la distracción,, cuanto más agradable es el ejercicio ejecutado, á medida que responde más fielmente á lo que la imaginación se propone. Porque la máquina requiere, como la inteligencia, alternativas de tralbajo y de descanso, que correspondan respectivamente al descanso y al trabajo del intelecto. El ánimco se espacía, y el movimiento resulta más saludable á medida que la imaginación se ocupa en aljgo que procura el placer; y es recomendable satisfacer los caprichos de la fantasía siempre que; con ello no se produce un daño evidente del organismo que se hace trabajar. Hé ahí lai razón de las prácticas de los deportes ó de los juegos corporales en uso. Con elloss atendemos al múltiple objeto: del movimiento necesario, del descanso, de la inteli.-géncia, del (desarrollo de la misma de un modo insensible muchas veces; del desenvolvimiento de los sentimiemtos nobles; de las manifestaciones de la voluntad; del aprendizaje de un trabajo útil en ocasionéis; de la armonía entre las distintas formas de la actividad; de la satisfacción general del individuto; en pocas palabras: de la salud, del valor, del poder y de la virtud. ¿Qué graita sensación, en realidad, no se experimenta después de haberse entregado á la variedad de ejjercicios que comprende el arte gimnástico? ¿Qué plaicer no siente el individuo que ejecuta un paseo lleno de atractivos y que le