r blo de Znragor.i religioso por escciencia , no puetln iiuinos- cío sentir ya In oi-rincliul en que se halla por la piulo 11 31 iln ausencia, de V. S. I. Favorecido del cirio cod la mas singular predilección , no Uiup ni aun sospecba pueda padecer alteVacioii en lo oías mínimo el sagrado depósito de la le puc tan celoso lia sabido conservar desde la mas remota antigüedad ; pero vuelve la \ista por todas parles y echa de menos la benélica sombra do su pastor; anhela 01'r de su boca las verdades sublimes de su creencia , y sus justos deseos quedan frustiados por una desgraciada imposibiliJad : situación por cierto bien dolorosa para un pueblo digno de la mejor correspondencia , y envas virtudes murnler" y cívicas ocupan en la historia un lugar tan distinguido, que pedria ser todavía mas. ,eu»iiiente. ,41, instruidos cual corresponde en las miximas cicnlílic 1?, que contiene la Constitución política de la Mounrquia aquellos que por desgrucia las ignoran, quenasen una vez convenoidos de quién es el ciu.indano religioso , justo y benéfico designado por aquel precioso Código , que Un estrecliaUieute ha enlatado estas inseparables calidades. ., Villa pues mas eficaz para conseguir este oligeto v reducir á un punto de uniou y concordia los ánimos, que por un equivocado conri pto se hayan estraviado del verdadero sentido que la. respetable presencia de V. S. 1. á cuya uiisfornl solidtHil unira'n sus luces y esfueraos los I)0uemérit6s párrocos de ésta ciudad, pronictiénJose desde luego el aymitámienlo que esta inútua Íl'iiorlc cooperación ha de, producir los saludaÍes efectos ((ue desea. „]Vo pnede de modo alguno persuadirse esta corporación , que V. EL I. dudará un solo momento en decidirse á venir, penetrándose des! público para su infeligcncia. /.ir.igoza 23 Ac diciembre de i8ir.= De acuerdo del Ecsrao. AyunUimicnto. Gregorio Libero , secretario. Ceuta 10 de Diciembre. La ocurrencia del primero de Noviembre en el neto ilq la pamda y vai ins otros proyectos de desóriieii que !>' h^n sucedido , eran una prueba ie qoe aixúnoi nul inlenrionados procuraban intriKÍncir U dttunion en la tropa : y para tratar del origen } remedio de estos m des , se reunieron los gelos y oliciales de los cuerpos cuya disciplina estaba innenazáda. No hubo uno que lio conviniese pu que. manos oculta» trabajaban eu extraviar la ojiinion y sumirnos eu un abismo de ■nales, no pudiendo ser otros los seductores que los euüniigós del sisteiua vconslitucionat ; por cuya faiotí procedieron á exponer al (Jefe político la ( crítica sitn il ion de la plaza , y los horrores d« uoc se veía aiueoasada sino s«! si-paralian de ella los agentes de tales maquih.Vaíaiies. Aiinqiic éstos 110 se Itábiaa podidj aejdubrir , fuBron uetiunciados á la Autoridad como perjudiciales j U trau- ] quilidad pública j h la seguridad de este inte- ñéanle punto por sus opiniones conocidamente uuti constitucionales el llustrisinio Obispo Ü. Fr. Rafael de Velez , el tesororo párroco D. Juan de Meta, el Dejn U. Pedro HuguQk, y el Cuantíe I). í.úzaro Pertierra. Mu virtud de estas exposiciones, el Gefe político reunió al Ayuntamiento , y habicudo este cuerpo convenido eu que la fpermauencia de los releridos sujetos exponían la tranquilidad pública en las actuales circunstancias, se {determinó invitarlos á que se trasladaseu a ¡a Península eligiendo el punto qu« les acomodase hasta la disposición del Gobierno, En efecto pasó una Diputación del Ayuntamiento é hizo presente á dichos Señores la inquietud en que estaban los úniinos de todos : que las frecuentes oscilaciones de la fuciza armada anunciaban una próxima explosión en qae parecía obrar sus opiniones políticas : y últiiuainoutu que la seguridad de la plaza y la pública tranquilidad cxigtiau su separaciou ; por lo que les rogaban se sirviesen evitar los males indicados solicitiado pasaporte para el punto que fuese su yoluntatl mientras el Gobierno Suprema, k quien se daba parte de todo, determinaba lo mas conveniente. Convencidos de las l atones expuestas por la Diputación del Ayuntamieiito, se decidieron k marcliar el Obispo al Convento de Capuchinos de Casares, D. Juan de Mesa h Tarifa , D. Pedro Uuguet á A Igeciras , y D. Lázaro Pertierra á Sevilla y Madrid. — De este modo evitaron los disgustos a que hubiera dado lugar su permanencia en el estado de agitaciones en que se hallaban los ánimos con la proximidad de la provincia de Cádiz, iictuulmeote separada de la Metrópoli , respecto de la obediencia ¿ lus órdenes de los Ministros, lo cual no deja de tener uo grande iulluxo en la irritación coutra los enemieos del sistema constitucional. Salieron para sus de,-.timos el día 7, y calmó enteramcute la inquietud que se notaba , quedando él pueblo en completa tranquilidad. Al din siguiente se oyó por primera vez en la iglesia auxiliar predicar k favor del sistema constitucional p^r uno da los capellanes del regimiento de América que ya en otras ocasiones había pnedicado en el cuai leí á la tropa ; y esperamos que algunos buenos eclesiásticos imiten el exemplo de este digno párroco, ilustrando y rectificando la opinión en los puntos en que ha sido extraviada. Como el Obispo sen constitucional lo será el clero esta es una verdad innegable. El ciudadano Cuadros en una relación leida en In tertulia patriótica de Zaragoza nos suministra hechos que ignorábamos sobre los sucesos de Caspe. Eu la mañana del 14 se presentó al general Alava uim diputation del ayuntamiento ilegal de aquella villa y manifestó que el pueblo estaba insurreccionado coutra el ayuntamiento de este año: pero que contestando el general que do reconocerU á otro que á este y tratarla al pueblo como enemigo si no reponía al nyuntamiento en el pleno de su autoridad y dejaba las armas, se retiró la diputación ; qiio á las diez de la misma mbmna volvió otra diputiciau proponiendo medidas conciliatorias y entre otras Fa de que S. E. entrase en la villa con un solo pique- le, pero que despreciándolas marchó al pueblo ■*• ■ "j