«níiso ¡i diclios jóvenes ¡ ba ffiínfillo la tlsróiada junta , f|iie para major oomodidail de los alumnos ¿g dicha cluse, se espliquen en el presente ¡trio, las lecciones de Arilmélicii j 6eonM|tria práctica lodos los dias festivos y jueves del año , sefialatidu nafa los primeros la hora do nueve y media á ouee «le la mañana , y para los segundos la de siete á 8 de la noche. Al paso que siguiendo este nuevo arreglo se ¿anín, vio solo las mismas horas sino mas horas de enseñanza de las que se han dado hasta el presente ; podrán , por sobrarles mas tiempo apreá" qei" y seguir con aaciQO y proveelio el ineocionado estudio ios imineebos cai-piiií.ci os, albañiles cerrajeros y los da otras artes , á quienes leí es indispens.ihle la prediehn instrucciou , para poder después dedicarse al nohle arte de la arquitectura , sin el cual ningún prineipianle en cua» lesqniera de dichos olieios puede concluir cou éxito sn carrei-a. Como son muy pocas las lecciones que se fcan dado desde que se abrió la clase , se hará la roabertura de esta el domingo día 17 de lo» comentes á la citada hora de las nueve y media de la mañana. Los que gusten matrícalarté podrán couturirse de 12 á 1 de la tarde con el catednilico D. Antonio Alá que vive en la calle de Capellans afi 10. m Bd la ¡tihta literaria celebrada por la acadomiu nacional de elcucias naturales , y artes de iesUi ciudad el dia tí, del corriente, el Di: I). Agustín Yañez , director de Zoología y .Vaneralógia en la misma academia, piúí'usor de historia natural &c. leyó una emiosa memoria en que liiao la descripción científica dé algunos pelretuclos (|ue se cncucnlrau en vaiías legiones de CiUluñu , como cnlas mont.iñas de IVades, territorio de T01 losa , lénuiuo de Gual , Conea de Tremp &cc. Ue estos hechos , de la Cunstiluciou /le la íainosa montaña do iVíonscriate , de las 'observaciones vciilicadas por Kamond en la montaña do las -tres sórores, y de la comparacimi «le la altura de este coloso con la de los picos mas elevados de la provincia , dedujo que tuda ■la superiicie actual de esta fuá cubierta en otro tiempo por las aguas del mar. lin seguida recopiló lodos los d.itos que podían oponerse h la verdad de la proposición establecida , v. g. los estinguidos volcanes de Olot 8ce. y demostró que proceiiian de causas punimente locales, y que nada prohahan acerca la Constitución general de nuestro suelo. Por ultimo concluyó haciendo algunas reflexiones oportunas acerca la época en que el mar cubrió la superlicie de la provincia, tiempo que duró esta sumersión , y estendió sus ideas a la autiguiidad del ¿lobo de la tierra. ARTICULO COMUNICADO, Al Dr. D. Hay mundo Duran: Mi dueño, y amigo.- sin embargo (|ue me había propuesto no conl«sUr mus sobre las cuestiones d« calentura amátiUa , y a cuanto fuere concerniente á etta nvalcria por fiistidiur ya ii los suscríptores de los periódicos de cata capital ; con todo creí que «cria lállar ¡\ los, buenos sentimientos, de quieB6S ¡m ha dado Vd. pruebas úrcfragabltis, si «a le biiblasc Con la Fmtl^áeza de amigo, diciendo u Vd. que confunde hechos , y escritos en el arUculo que Vd. me comunica é inserta el Coustílucional del zj del pasado mes. Tengo á la vista tus docunieutos de las corporacinnes, y fiicullativos, que firmaron durante el mes de Agottu ultimo y no mas que la calentura amarilla «por aquel entonces" no había desplegado el caraclcr contagioso con otras cosas curiosas; y no me falUu los de otros, qiia negaron en algunos enfcrmoi «la existencia misma" d« dicha liebre , á acuya» voces quizá debe Barcelona sus mayores desgracias. Curmmos un velo sobre elbis ; pero sentiría de todos modos que fuese Vd. por desgracia del número de ios últimos. Lscriví en i8jo como otro pirrónico sobre el origen exótico, é indígeno de la calentura nmarilla , no menos que sobre su carácter contagioso , ó no contagioso , á acuyo efecto se servirá Vd. volver á leer con reflexión los diarios de Brusi del 4-3 10 ■> y 20 > de Agosto de din cbo año. Me decidí fin 181 i por la existencia da dicha fiebre , por su exotismo , y en seguida por •u coiitagiu; hablé sobre este con el teron que deba, y con 1« verdad en los labios antu ius auloiiUúties d« ¡Jarcelona , Turtos» , y Cauet , ojala que mí» prognoslicos hu'iiíesen salido fallados. ( Puede que no habría entonces quedado ájo en vida). ]So dudo que á algunos habrá sido pesado el idi. nia del que usé siempre, y no he variado poique uo tongo datos para tanto; «más de que uo soy arrastrado por la sed del oro, nada preteudo , y vivo tranquilo porque á nudie adulo. B (jo estos principios no permitió mí delicadeia que 111 Mr. Ütvcze, ni otro eslraugcru, á español (cuyas miras en la cuestión de contagio dejo ii las rellexioues de los sabios pulilicos, y egoístas) tcrgivcisase mi opinión, y burpiü - henilieítí lal vea a los debites, c incautos, aunque según dicen vendrá «poyada la meniona del autor francés con diez, y 'siete iirmas, que uo valen poco. Me parece, amigo , que es tiempo ya de que cese el puesto de Uenai' nuestros periódicos de tiinto tiphm , de cuya iunesta meoioria se resienten mus, y mas los que leen nuestros pe^ gados escritos. Dése lin a esta díscusiun molrsla; tanto mas cuando algunas corporaciones de salud del reino y en esta ciudad la Junta superior da Sanidad , la academia de medicina práclíca , la subdelegacion de medicina , el colegio de cirugía, y el- derecho de cirugía míhUr van k dar1 por órden del Gobierno sus dictámenes , aclarando el interesante punto del contagio , ó no contagio para los legisladores que han de formar el código Sanitario, y declarando al mismo tiempo si se debe atribuir nuestra epidemia a un piincipio, ó germen exótico, cuando no se duda por otras que en todos tiempos y eslaciouc» pueden verse enfermos de igual especie, como so .afirmó publieaiiienlu , y se creyó haberse observado por algunos. Interin no se verifica tan fatal agüero , no Í necio niciios que apreciar Lis amonestaciones do 'd. advtetieodo en coudUisíon de este, y demás escritos , que ¡ii contesté al Sr. Esucto en los términos (jiio Vd. me reprehende » fué entre otras cósus por ver ú saldría Vd. como otro de siu^