EL GlIRIGAY Así rosas., los perjudicados acudían lodi « los dias á las ofícii.as del A\unlaiiiionl() para saber »•! resulta 4|U del recurso pendicnli-, cuando al salir de las Casas Cunsisloriales una respc^bic persona, uno dfc los alguaciles le aseguró que al dia siguienle sin falla se pasaria á su casa para proceder ; 1 embargo. Inúlil es referir la sorjírosa de aquel caballero, con tanlo mayor Diolivo, cuanto salia & última hora de las oficinas de la municipalidad, y ninguna resolución haliiaaun recaído sobre- el recurso que presentó: no obstante escribió una atenta caria al señor Soler y Malas esplicándole lo ocurrido para que. evilára un acto que no procedia, y consiguiente disgusto. Pero si el Alcalde de llarcelona mandó que ¡i primera hora se procediera al embargo por cien reales, por un permiso que el recurrente no había pedido, el señor Soler y Malas quizá rompería la carta que como particular se le escribió, antes de leerla ni saber quien se la escribía, pues de lo contrarío, su proceder merecería una durísima calificación, por no haber contestado ni evitado un paso que no le envidiamos. Al día siguiente á eso de las nueve y media de la mañana, un notario, un alguacil y un municipal, se presentaron á la casa del referido sugeto el cual pagó los cien reales que se le exigían, mas veinte reales por gastos al notario, y á las once se le entregó un recibo que á la letra dice así: Permisos retribuidos. Gas. Núms. — fíe recibido de D. .Y. .V. diez escudos sidenle del Excmo. Ayunlamienlo en esta fecha. —Barcelona. 23 de Jidio de 1870.— /iV dcposüario . Francisco fíafel. — Vale diez esrudos. Resúraen : el permiso no fué pedido por la persona que se vió con el Tribunal en su casa para exigirle lo que se le pedía. El interesado tenia recurso pendiente de resolución y no fué respetado hasta que recayera un acuerdo definitivo. Según el recibo que liemos copiado, se pasó á proceder al embargo ú las nueve y media, y á las once se concedió el permiso. Ahora bien: ¿cabe la ejecución contra quién aunque hubiese solicitado permiso todavía no se le había concedido? ¿Ks regular tanta desatención, ya como Alcalde, ya como particular con un vecino honrado, aunque hubiese sido el de condición mas humilde? Nos consta que el hecho á que nos referimos ha sido comentado por toda Barcelona, y hasta algunos entusiastas por la actual municipalidad reprueban proceder tan inconveniente bajo tantos conceptos. |Y aun se dirá por algunos que no hay libertad! ¿pues no la ven ustedes? Viraaaaü... ü í:r.2 '«b «iluniei biwj mU'Orwi ?)iip ohíuth] .BiéfiOb feOIlí »OV KOmíÜHllUtTl ¿3BJoI-''¡MJ OjT'l'i .Ufí.üm;) ItfJ QfÍJpírl . - Mi cabeza, lector querido, se ha convertido en una verdadera caja de Pandora. Las discordancias políticas son para mí lo que un atronador órgano de Móstoles. £1 solo anuncio de tantos sistemas de matar: la bulliciosa algazara con que las trompetas de la civilización pregonan los prodigios del chassepot, délas ametralladoras, de las bombas explosivas y de otras mil maravillas por el estilo, ¡fie han rolo el límpano y han dado al traste con mi cerebro. lisloj fatigado, rendido, ransulo y sin cmbaflgo lie de hacer algo, lie de escribir para ebírcloner fin rato tu ocio, y aquí de mis apuros. Me confundo en el mare-magnum que á mi a isla present í la Politiquilla. Cañones,, fujíles de aguja, chassepots, ameIraUadurus, bombas explosivas, asíi.xianles, destructoras, bárbaras y salvajes; feliz parlo del úhínio tercio del íiglo diez y nueve, y del siglo de las lucos (vilgo cerillas] y del s$o del progreso. lié aquí los ópiuios frutos de la diplomacia europea. lié aquí el panora na que se desarrolla á los ojos de la vieja y culta Europa. lie aquí el ediíicanle espectáculo que nos presentan los dos pueblos que creen marchar á la cabeza del progreso. Mas á lodo esto, benévolo lector, suponiéndote un tanto malicioso como lodo descendiente de Kvu, comprenderás de que estoy buscando subterfugios para salir del atolladero en que me encuentro escapando por la tangente. Pero ¿de qué hablar? Kl telégrafo no dice esta boca es mía, y, ó ha vuelto á esconderse entre los pañales de su cuna, ó le ha sobrevenido de repentón agarrándose con tenacidad de sus narices eso que llaman modorra. No se encuentra por un ojo de la cara, un notición que haga poner los pelos de punta. curiosidad, pero mal que me pese he de conPesar mi impotencia. Por hoy no hay artículo. No se que escribí^ |Ea, pues, con Dios y hasla otro dia! Pero, agualda, ¡qué diablo! Voy á calarme mí piramidal chistera hasla las orejas y arrostrando las caloríferas iras de Febo, me lanzo á la calle desesperado y le juro « lo Prim no volver á mi casa sin traerle por los cabezones noticias estupendas, cómicas, trágicas, bailables, gloriosas y en lin cuantas pululan en el mundo politiquero. Mas. ¿qué veo? ¡Oh casualidad! Alia vá mi amigo D. Pomponío ostenlando las cruces y borricales orejas con que le ha condecorado el patriotero y progresista go - bienio de S. A. J). Pompooio, amigo lector, es el zascandil de la política palpilaiile. Voy á darle caza y nuevas al canto. Por fin saldré del apuro. Bendigo la casualidad, que me depara un charlatán de primo-cartello. — Adiós mío caro í). Pomponio, ¿Cómo estamos de política? ¿Se. hálenlos prusianos? ¿Se malan los franceses? ¿Hacen prodigios las ametralladoras? ¿Dan buenas cargas \os chassepots? ¿Peligra la independencia de la Bélgica? ¿Se am xiouará Prusia los Estados del Sud? ¿Ava - sallará Francia el Luxemburgo? ¿Baja la bolsa? ¿Habrá paz? ¿Ha llegado hasta Vd. algún chispazo de las explosibles y de las fulminantes y de las — Y de las cargantes, señor mío, váyase usted con Dios, muy impertinente y cargue usted con su cargante política y sus bombas v — Pero señor D. Pomponio... — Pero señor I>. Cuernos! — ¡Cuernos!! esto es alróz; Vd. desconoce á sus inlímos amigos, hágase Vd. cargo que he de escribir al^o para mis constantes lectores y confiesu á Vd. que me encuentro desesperado, que no se que hacer, ni que escribir, voy á caza de noticias, y — Repito á Vd. qne no me cargue mas. — Pero — No hay pero que valga, ni siquiera el d« Grullo, le digo á Vd. que no me hable Vd. de política pues yo no se nada! ¡¡nada!!! ¡¡¡nada!!! ;oyc Vd? — Pero — Pero... . suplico á Vd.que me deje en paz y que se vaya Vd. con su política, sus periódicos y cien mil diablos ¡Jesús! no puede uno dar un paso sin que le maree alguno de estos zánganos periodistas. Esto es una calamidad! El siglo diez y nueve confundiéndose con la fundación de la torre de Babel y con la del arca de Noé... — I). Pomponio. ¿que dice Vd? ¡Oh mágnifica, bellísima y sublime idea..!!! Sí, sí, es verdad! La vieja Kuropa es ta nueva Babel y el gobierno progresero el arca de ¡Bellísima! ¡sublime idea! Gracias D. Pomponio. Voy á escribir un artículo con el interesante epígrafe EL ARCA DE NOÉ. — ¡MUa^oATa^ M3ÍU0 HOSó La fragata Zaragoza conduce á su bordó los restos del diluvio de la Gloriosa. Se abren las cataratas de la revolución, el «...«Mr. diuuarta de su anarente marasmo v llueven proclamas, granadas, bombas y metralla sobre el puente de Alcolea. Al cabo de algún tiempo suelta Topete un par de cuervos para asegurarse que las cala - midades y la farsa habían desaparecido de la faz de la tierra; pero habiendo estos encontrado pasto abundoso en las orillas del Rhin y en el presupuesto español, han oblado por comer á dos carrillos á la sombra de la libertad en vez de volver al rancho raicero confeccionado dentro del arca por inspiración del naranjero y ambicioso Caín. Mas después envió un par de palomas y eslas volvieron llevando en su pico unas cuantas cruces, fajas, entorchados y otras cosas que por muy sabidas me callo. Esta fué la señal de que las aguas borbónicas se habían replegado en las cenagosas del Sena y que el escogido por el dios Revolución, Topete, podía atracar con su arca y desembarcar en el puerto de Cádiz las pocas personas que se habían salvado de tan espantoso hecatombe y los muchos — Animal, ¿acaso cree V. que he de sufrir sus insulsas peroraciones? ¿Esto son los derechos individuales tal cual V. los entiende? — No me hable V. de derechos, D. Pomponio, porque ya lodos los han torcido sus tocayos. Decía que las pocas personas que desembarcaron del arca de Topete y los muchos.... — Poro ¡cuadrúpedo! ¿Me dejará V. en paZ? - . —Si señor, si mío caro D. Pomponio, los muchos cuadrúpedos que como V comprende desembarcaron en las memorables playas de la inmortal Cádiz, lanzáronse cual plaga de hambrienlas langostas á devorar los restos del festín de la Gloriosa.