LA ACADEMIA CALASANCIA se renueva; he aquí el huerto de Gethsemaní, la coronación de espinas, llevar á cuestas la cruz y luego después el Calvario » Y dichas estas palabras con la más inmensa tristeza, añadía León XIII con acento de inefable resignación: "Si, el Calvario; y preciso será que subamos á él. Se desean victimas, se quiere que el Papa padezca y que sea víctima. Pues bien, es preciso prepararse. Se deja en libertad álos malvados, hasta los gobiernos les ayudan; veréis cómo se da el asalto al Vaticano. — Ah, hijos míos, no volvereis á ver al Papa actual, es preciso que muera en el calvario; pero después de la muerte vendrá ta resurrección. En otro tiempo el Papa estaba preso, en. la actualidad es un rehén; depende de un puñado de malvados; los gobiernos le abandonan, se hállaselo, completamente solo y únicamente tiene ;i la Divina Providencia.» ¿Puede haber católico sincero que escuche tranquilo estas palabras de su Beatísimo Padre9 Pero, ¿es, acaso, que no existen ya católicos en la tierra? ¿Es, tal vez, que Dios no permite á los católicos ejercer el sacratísimo derecho de defcii-a ? ó ¿es, quizás, que los católicos actuales, renegando de las tradiciones de sus mayores, de los que, tantos y tantos con el sacrificio de sus vidas dieron à su religión días de eterno lauro y de inmarcesible gloria, no sabrían ya sacrificar sus vidas en aras de su fe religiosa? ¡No y rail veces nó!. Siglo escéptico y egoísta, siglo dealmas hipócritas, de corazones rastreros y caracteres viles y degradados, es en gran parte el siglo en que vivimos; pero la fe católica allí donde es verdaderamente tal, es siempre la misma; ella es la única fuente donde el hombre bebe la alegría de una celeste esperanza; ella es la única que da á los hombres dignidad y grandeza, y que inflamando los corazones de araorosísirao ardor y nubilísimo entusiasmo, es también la única capaz de conducir las almas ú los más altos sacrificios y á los más nobles heroísmos. Sépanlo los masones todos y sus hermanos mayores los judíos y los impíos del orbe todo. Hay en el mundo mülones de almas, en España como en Francia, en Bélgica como en Italia, en Austria como en Polonia, en Europa como en América; hay millones de católicos que placenteros, gustosísimos, darían, no una, sino mil veces, su sangre y sus vidas, todo lo que son y cuanto poseen, en aras de la causa santa de la Pieligión de Cristo, de quien es su único Oráculo infalible y Vicario en la tierra, el Pontífice, Rey de Uoina. Si; hay en el mundo millones de almas ^que solo esperan una voz y un grito, para acompañar á su Pontífice en su pasión y en su martirio. ¡Que el Pontifico está cautivo y prisionero, que se quiere asaltar el Vaticano, que se le quiere hacer moriren el Calvario! ¡Ah! pues nosotros, sus amantes hijos, no le abandonaremos, con El queremos ser prisioneros y cautivos, con El queremos padecer y sufrir, con El queremos ser victimas; y si es que se quiere asaltar el Vaticano, quisiéramos, desearíamos que nuestro Pontífice nos llamara para que