G34 LA ACADEMIA CALAS ANC! A rendo Hilze, dominaba el elemento eclesiástico. El Sacerdote es por excelencia el hombre del pueblo, y más que nadie se interesa por las cuestiones sociales, recordando la patabra del Divino Maestro: Mise cor super turbam. Asistieron á Munchen-Gladbadi, para instruirse en sociología, 200 sacerdotes seculares y regulares, 8li profesores y catedráticos, 53 industriales y comerciantes, 33 abogados y magistrados, 2-2 redactores y pulilicistas, además de varios políticos, médicos, ingenieros. De los 17 profesores que actuaron en la Universidad popular no hubo ni uno que no fuera ventajosamente conocido en Alemania. Hasta citar los nombres del abate Hitze, del diputado Brandts, del Dr. Trimborn, del párroco Schmitz, de los Kdos. Lehmkuhl, Pesch, Baumgartnery Cathrein y de Mgr. Schíelïer. Los cursos duraron diez días, y todos llenaron su cometido con un celo y una exactitud que en vano se buscaría en las Universidades. El programa abarcaba los puntos culminantes de la ciencia social; pero se procuró variar la forma de la enseñanza, para evitar la monotonía y Ja fatiga. Organizáronse cuatro clases de ejercicios: cursos didácticos, libres discusiones en que podían tomar parte los concurrentes, lecciones empíricas de cosas y cambio familiar de ideas. Las horas del medio-día, intermedias entre la lección rpatutina y la vespeitina, estaban consagradas á la visita y estudio de las obras sociales de Munchen-Gladbach, que son muy numerosas: obras para los jóvenes, obras para las doncellas, orgauizaoióade talleres, habitaciones obreras, cocinas económicas, escuelas deaj;tes y olicios, etc., de manera que más de un visitantç descubrió na mundo desconocido, del cual no había sospechado la existencia. El ejemplo venía á corroborar el precepto, y estos cursos de instrucción ;sQCÍal dejaron en el ánimo de los concurrentes una huella imborrable* La iniciativa tomada por el Volfcsverein di¿ magOífiGos resultados, y Mr. Litze recibió cordiales felicitaciones. El ensayo hecho en Munchen-Gladbach fué demasiado brillante y fecundo en resultados, para que no se intentara hacer Aq {& Universidad popular una institución durable. Si es cierto que la cuestión social domina á todas las otras cuestiones, también Jo es que sobre ella es mayor la ignorancia del público, aún del que se tiene por ilustrado. Y bien que en Alemania, gracias á las iniciativas y prestigios de Mgr- Ketteler, los católicos hayan estudiado más .que .çn otras naciones, los problemas planteados por el modecnoVsocialismo, resta todavía mucho que hacer, y en no pocos paiNesícatólicos, no se ha hecho cosa alguna en este sentido. El VolRaferein llena, pues, una laguna, al proponerse vulgarizar los datos de la ciencia social, relegados . hasta hoy á los libros de los sabios., Claro, está que semejante empeño no podía lograrse de un^gpia vez, ni en qn.solo año. Es