252 - bien, por ejemplo: a los hombres que nos gusta el tabaco, encender un cigarro. Esto no quita que algunas veces me distraigo, tanto en el estudio que no noto que se ha apagado; pero el intenso trabajo requiere momentos de descanso, y así durante la primavera salgo al balcón, tomo un poco el aire y "vuelvo a estudiar con toda intensidad, como había estudiado al principio. La fatiga, algunas veces se manifiesta po,r dolor de cabeza: éste aspecto del cansancio lo causa más fácilmente si no hay aquel interés necesario a la atención, porque el interés es un estímulo necesario para ayudarnos a trabajar. Vean ustedes como dos elementos existen en la atención: ¡el elemento, del cuerpo y el elemento del alma, porque la atención fenómeno humano, participa de los dos elementos. En una carta que a Santa Teresa escribió el obispo, de Braganza le decía que algunas veces se distraía en la oración, y le contestó Santa Teresa: «cuando sienta cansancio en la oración, váyase a pasear, a tomar el sol, que también allí hará oración»; pues bien, ésto que la Santa decía al obispo de Braganza respecto a la oración — una cosa tan superior — debe de aplicarse a toda concentración espiritual, y así la Santa, conocedora de nuestro psiquismo, sabía como tenía que trabajar el cuerpoi y el alma. El fenómeno de la atención hemos de cultivarlo ja desde la infancia; no solamente hay la atención intelectual a que me he referido principalmente sino que existe la atención espontánea, es decir que en la atención cabe sea el objeto el que nos atraiga, el que nos. llame la atención. Con los niños pueden ustedes notar eso fácilmente: jal niño le interesa, fija su atención, por ejemplo en una lámpara que se enciende. El niño se duerme con las notas de un piano, con el canto de la madre. El niño si ve una flor roja, le interesa más que si ve una flor blanca, porque aquellos colores fuertes, estimulantes, llaman más su atención y hace que la quiera, que se dirija hacia a ella y haga ademán de cogerla sin saber lo que es. ¿ Por qué ? Cía-