84 LÁ ACADEMIA C ALABANCIA Marzo Y en fin, el gran apostolado de vuestra vida, siempre abierta, siempre en pleno día, sin ostentación, pero también sin temor, sin timidez, a la vista de todos aquellos que ven vuestra vida cristiana y católica, y manifiestamente tal. ¿ Podrá haber un apostolado más eficaz que el que decía San Cipriano, hablando a los perseguidores de su tiempo : «no habla, mos mucho, pero vivimos» ? He aquí el testimonio más elocuente de nuestra fe. He aquí, pues, queridos hijos, vuestra misión de apostolado todos los día¿ y todas las/ horas. La política ¿ Y la política ? Nós sabemos muy bien que almas cultivadas, abiertas, como las vuestras, a todas esas autoridades, a todas esas generosidades, no pueden permanecer indiferentes frente a tal asunto.1 Es preciso defenderse de una confusión que puede surgir cuando llegan momentos en que Nós, el Episcopado, el Clero o los católicos, parece que hacen política, pero, en realilidad, no hacen más que religión; cuando se combate por la libertad de la Iglesia, por la santidad de la familia, por la santidad de la escuela, por la santificación de los días consagrados de Dios. En todos estos casos y en casos semejantes no se hace política; pero la política ha tocado a la religión, ha tocado al altar como Nós hemos dicho hace poco tiempo, y entonces es nuestro deber defender a Dios y a su religión, que ha querido confiarnos. Este es el deber del Episcopado y del Clero ; es vuestro deber, queridos jóvenes católicos, cualquiera que sea la nación a la que pertenezcáis vosotros que lleváis gloriosamente vuestro título de colaboradores de los Apóstoles».