con pasos firmes y decididos por la .«enda de vue>iro pairiotistr.o , y ccecidj efiar t.n encargo por el que recibiréis la justa recompensa de ia sociedad, que veia y velará siempre por vueslra seguridad y conservación. Para haceros pues ver que la esplkacion del decreto de S. M. que se o» propone no es la que debe resultar de su genuino contesto, dignaos solo leer la parte de él que dice : Los prelados diocesanos cuidarán de que todos los párrocos de la monarquía &c. ¿ Y como puede decir S. E. el prelado que la esplicacion de este decreto , su fecha 24 de abril, se contiene en el íinterior de 14 del mismo ? ¿Como pudieron los que dictaron este , que habla de que se prohiban en los templos discusiones políticas contrarias á la Consiitucion , descubrir el espíritu y precaver inconvenientes del que fue dictado muchos dias después cun el solo obgeto de que el pueblo se instruyese en sus deberes constitucionales? A la verdad que S. E. ha sutilizado bastante para combinar unos estremos tan opuestos y convertirlos en su favor ; pero su intención se ha descubierto, y el gobierno deberá agradecerle sus prevenciones, dirigidas á que no se plantifique el régimen constitucional. Sin duda no lo conseguirá , ni tampoco apartaros del camino que habíais empezado con tanta celebración y aplauso de los pueblos. Vuestros discursos constitucionales hasta el día no os han distraído de la primera obligación de esplicar el evangelio , no han debilitado vuestras fuerzas físicas , ni han llenado de confusión ni de ideas inconexas á vuestros oyentes, ni estos han perdido la paciencia en escucharos; antes bien han oido con muellísimo gusto de la boca de sus dignos párrocos la esplicacion de un código sagrado , cuyo restablecimiento ha costado en tos seis años de opresión tantas lágrimas á los buenos y que ahora hace sufrir tantas penas y exhalar tantos suspiros á S. E. Tampoco debe presentar á vuestra ilustración dificultades insuperables la esplicacion de unas leyes fundadas en el derecho natural , y tan análogas á los principios sociales , de los que hasta el bombre mas ignorante tiene algunas ideas; y si para inculcar al pueblo los conocimientos de Jurispruiencittf Economía y Política que dice nuestro pastor , se necesita de una instrucción poco común , la aplicación, la lectura de muy pocos vohímcucs , y el trato de sugetos instruidos y versados en dichos ramos , podrán dentro de muy breve tiempo poneros en estado de llenar compleinmeme los deberes que os impone el gobierno, y de los que no os puede eximir la cavilosidad y siniestra intención del prelado. A m;-.s que si la Constitución es según S. E. mismo dijo en un sermón en esta capital , un librito que todos saben, ó que anda entre todos , 110 creo que sea tan difícil que lo aprendan y lo espliquen unos Literatos acostiifiibrados á profundizar en las Universidades lo mas recóndito de la filosofía , moral, cánones y teología. Se encaña también S. E. en creer que los párrocos deben hacer de intérpretes ni esposítores de lo mas sublime de la legislación como es el Código constitucional de una monarquía , pues ademas de que el pueblo no necesita para saber sus obligaciones civiles tan elevados principios, la Constitución española no admite como otras ciencias, interpretaciones ni metamorlusis que ¡a den sentidas distintos , como literales , místicos, alegóricos. &e. : nuestro código es sencillo como los principios de donde dimana, y si para la esplicacion de algunos de sus artículos se uesesiian medita- eion , cordura y discernimiento, es precisamente para los que presenta el prelado por egetr.plo de mas fiiciles , inteligibles y demostrables, como son los que determinan la Juiticia , beneficencia, libertad é igualdad. Ni se tema ií.m) oco que haya en el pueblo c&nfusion, ni zumba , ni chacota en los conversaciones familiares , ni que algún pequeño error en materias políticas ocasione degradación á párrocos respetables , ni que por esta razón dejen de ser creídos cuando espliquen el evangelio : el pueblo español oirá siempre con placer la doctripa evangélica y las máximas civiles de boca de los ministros del altar , cuando estén animados del verdadero espíritu de religios , y poseídos de ideas constitucionales. Por defecto de estos óltimos principios ha oido el pueblo de Valencia á su prelado con prevención , y aun con disgusto, pues el mas obscuro é ignorante sube , lo destituido que se halla de alecto ú las nuevas itiftiinciones , y la tenacidad y constancia con que ¡as ha contrariado y resistido. Por esta misma ruzon y otras que nadie ignora , su ministerio pastoral en esta diócesis no tendrá la influencia que debiera para imponer en sus deberes religiosos y políticos á los ciudadanos , y el gobierno deberá mirar su separación de la silla arzobispal como una de las medidas mas oportunas para el establecimiento y prosperidad de nuestras sabias leyes. Por la misma razón declama contra el sabio decreto de libertad de imprenta , atribuyendo omisión á las Juntas de censura en la prohibición de ciertos papeles y libros que no determina ni puede determiiiKr , pero que dice se burlan de toda 10 mas santo y sagrado , y que llenan de insultos al clero de toda la iglesia , desde los Sumo» Pontífices mas santos y mas sabios hasta el último neriitáni impostura la mas ridicula y estravagante ; y cuando no lo íuefe , ¿ probaría acaso otra cota que falta de decisión en S. E. para delatar á la Junta de censura dichos libro» y papeles ; y para castigar por si mismo á los culpados en cgercicio de sus obligaciones? Ministros dignos del Santuario , ni vosotros ni nuestra sagrada y augusta religión que profesamos ha sido ofendida ni ultrajada en lo n.enor impunemente como supone vuestro prelado: este sí, que olvidado de los deberes que la patria le impone como ciudadano , y la religión como pastor, vierte en todos sus escritos doctrinas opuestas á la opinión general , y se opone cautelosamente ( porque no puede de otro modo ) d las disposícicnes de un gobierno liberál , que tiene la generosidad de mantenerlo indebidamente en su silla. Que las máximas de moderación y santidad que afecta no seduzcan ni alucinen vuestros entendimientos , ni acallen vuestras voces en la esplicacion constante de la Ccnsiiiucion de la monarquía en la cátedra de la verdad. Vivid seguros de que bs intenciones del gobierno son las que manifiesta el sentido literal de su sabio decreto de 24 de abril ültimo , que agradecerá vuestro celo en el desempeño de un encargo tan conforme á sus ideas, y que las Cortes de la nación atenderán ton preferencia á iodo á vuestra subsistencia y bien estar. Confiad en el espíritu de cristianismo y deferencia acia vuestras sagradas personas que anima al augusto Congreso , y entregaos toialmente al cumplimiento de vuestras laicas religiosas y políticas para que se formen todos los españoles ciudadanos útiles á la religión v al estado. Valencia 11 de agobio de 1^0.- El ciudadano A. F. PíS.