GACETA DEPORTIVA Miércoles, 7 Novmbre. 1928 Payiny i MOTORISMO y AUTOMOVILISMO uunuiHini ■!l IHillüi IliliHl Las novedades 1929 El coche medio de lujo Talbot luiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiniiiiiiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiu El ealíiiolct descapotable Talbot El fonmdable consorcio Talbot Sumbean Danaq, y su ingeniero director Mr. Coatalen, en diferentes ocasiones en el decurso de los últimos años han señalado en el terreno del automovilismo nuevas rutas y amplias orientaciones que han sido seguidos, luego como norma general. La vieja experiencia de las casas viejas, sabe imprimir en sus producciones este sello inconfundible de la seguridad, de - la firmeza de su criterio en las cuestiones del motor, ito son estas novedades, cuando van así rubricadas, por lo general fugaces y tienen marcado este signo inconfundible do no ser «lo que el público exige» al día, sino que tienen la característica infinitamente más valiosa de ser la orientación del gusto de este público, del que se conoce ya de .tiempo por el mutuo contacto sus preferencias y sus gustos. La marca ' Talbot, ha hecho sus pruebas en el difícil banco de las carreras y se ha lanzado hacia la intrincada senda de la experimentación sobre nuevos tipos, con sus racers formidables para la caza del record absoluto de velocidad. Cuando en un gabinete de diseñadores se llega a triunfar en estas dos especialidades de competencia, y cuando los bólidos de la marca recorren de Gran Premio en Gran Premio una amplia escala de triunfos se puede confiar de una manera obsoluta que la maestría es consumada y que los diseños que se ofrecen a la justipreciación del cliente tienen por fondo una experiencia formidable y son el resumen y compendio de todas las características que han sido en el terreno durísimo de las competencias como calificadas capaces pura afrontar el trabajo más responsable y con el mejor rendimiento. La casa Talbot, ha hecho en este sentido en sus producciones gala de una unidad de criterio sencillamente admirable. Sus tres tipos de fabricación actual discrepan en simples detalles. El plan general, el tono de las soluciones, y las líneas absolutas son parejas y semejantes. Es una muestra de honradez mecánica esta exhibición. Cuando una casa ha creí- difieren en cilindrada y en dimensiones, han adoptado ya de tiempo el motor seis cilindros, de pequeña cilindrada, mejor, de cubicación media. A estas alturas no cabe- ya discutir las excelencias de este tipo de motor, de puro consolidado y reconocido. Pero sí hemos de hacer mención que de la avalancha de seis cilindros que ahora irrumpen el mercado iniciando al lado de los ocho cilindros una serie de fabricantes en la experiencia de este tipo, es que este motor, está, hoy en pleno apogeo, brillante y confirmado por las dotes especialísimas de su manera particular de reaccionar y de responder a la iniciativa del acelerador. El motor seis cilindros es una de las plataformas actuales, en las que que quedará a bien seguro estacionada la técnica de los motores modernos. El cuatro cilindros es posible que desaparezca y que se elimine de las marcas de calidad, pero el seis cilindros, no. El seis cilindros, no. El seis cilindros responde a un todo orgánico, a una fisonomía mecánica bien caracterizada que no implica ninguna incompatibilidad y ninguna lucha respecto a los ocho cilindros. Son dos caminos aparte que han respondido ambos por el solo resorte de ir a la busca del confort de la conducción y de la suavidad' de las reacciones, de la supresión de los cambios exabruptos de marchas y del silencio. Tanto el seis cilindros como el ocho son dos soluciones de este problema que se había planteado. El seis lo resuelve perfectamente y el ocho a su vez también. No hay competencia, no -hay privilegio absoluto, son dos bue^ñas y amplias orientaciones, ya lo hemos dicho, que han modificado por completo el clásico conducir, y lo han convertido en algo agradable, suave y apto hoy ya para ser puesto a manos diminutas de mujeres que gustan de motorear, y que no les place verse obligadas a hacer contorsiones para proceder a un cambio ni a sufrir los poco discretos rsagos de un motor fogoso, práctico, pero más rudo de los cuatro cilindros. Esta es pues la directiva principal de esos coches Talbot, los seis cilin- GOMAS y G. La coudaccióii interior Talbot do que ha logrado en un aspecto cualquiera la gama más alta de la perfección es difícil que en tipos económicos y en modelos más baratos pueda ciertamente con fijeza poder demostrar que aquellas soluciones •stán ya al día en cuestión de posibilidades, si en tipos mayores se observa ya una discrepancia absoluta, un desvío de aquellas soluciones que han ■Ido trazadas por la misma mano y bajo el mismo criterio escrutador. Los Talbot, de este año, tienen en ■as tres tipos, este tono de uniformidad que debe presidir siempre a la característica de una marca para que se la considere técnicamente compacta y al día. Los tres tipos que dros aplicados a cilindradas medias. Todas las características dimanantes de las orientaciones europeas en un coche, lujoso, tratado por un cuerpo de ingenieros, que está al día completo, que ha dado ya sus pruebas y que puede exigir que se le tenga confianza absoluta en sus creaciones. Otras características de estos coches, son la de llevar cuatro cambio» de marcha. La tónica* moderna, que por fin se ha impuesto y que ha salido de Europa, precisamente de estas marcas, que se han preocupado tanto por la técnica de la construcción continental. Los tres tiijos retponden a cilindradas globales de dpg litros, dos litros y medio, y tres II- — GRAN SURTIDO EN TRINCHERAS IMPERMEABLES MODELOS EXCLUSIVOS de 60 a 200 ptas. Q f PASEO DE GBACIA, 8 RONDA SAN PEDBO, 1 Teléfono 11978 tros, las mejores dimensiones para un coche de este tipo, rápido y poco oneroso en materia de contribución. El régimen del motor, para su po- . tencia de catálogo, está trazada por las 3.500 r. p. m. Una cifra que es un intermedio entre los motores lentos y pesados exigentes de grandes dimensiones para poder rendir un caudal de potencia interesante y los motores rápidos, de reacciones chorreantes de energía, para hacer del turismo algo agradable, por el tono de ligereza que ofrece siempre el exceso de potencia. Cuatro coginetes en el cigüeñal, que es la fómula buena para los seis cilindros, encendido por distribuidor, engrase a presión, y válvulas en la culata ajustables. El equipo eléctrico a base de doce volts, que hoy con la serie de cosas que cuelgan de los acumuladores es la íómula de la seguridad. E nuestro ambiente, los Talbot, nuevos, bien situados ya, tienen asegurada una buena acogida. Sus características son las normas más ajustadas al gusto europeo de una mercancía de precisión que impera entre la dlientela de «élite» que no se aviene a soluciones un poco barrocas y no 'lo suficiente ponderadas y que sabe «catar» el viejo «bouquet» de las marcas que llevan el prestigio conseguido a fuerza de años y de éxitos. F. G. MOTORISMO Campeonato Motociclista Penya Rhin ©ooooooooo. iiiiiiimiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii El domingo por la mañana estuvo animadísimo el circuito TerramarSitges, siendo muchos los motoristas que lo visitaron para realizar entrenamientos con vistas al campeonato motociclista Penya Rhin que debe disputarse el día 18 de los corrientes. Un gran número de motoristas, muchos ya inscritos en las listas del campeonato Penya Rhin y otros a pun to de inscribirse, examinaron el circuito y escogieron el trozo que ahora está en condiciones para realizar entrenamientos. Entre ellos figuraban TudulI, Macaya, Riera, Vidal, «Rolos» Faura, Aranda, Gavaldá, Val, Prim,. «Sprinter», Bau y otros cuyos ensayos en algunos de los difíciles virar jes del circuito causaron la mejor impresión. También estuvo en Sitges una Comisión, de la Junta de Penya Rhin pro cediendo a diferentes trabajos relacionados con la organización de La carrera. Los señores García, Camps, Que ra, Soler y Bigorra, saliendo gratamente impresionados de la visita por el interés que dicho señor se está tomando por la organización de la carrera de Penya Rhin. Dijo ©1 señor Barraboitg que se encargaría de suprimir los bordillos que dificultan el enlace de alguno de los virajes y que ©1 Ayuntamiento proporcionaría a Penya Rhin los elementos necesarios para la construcción de una tribuna que se montará en el circuito. Los directivos de Penya Rhin tomaron diferentes acuerdos relaclonadss con el mejor desarrollo de bu carrera y estudiaron sobro el terreno la organización de diferentes servicios relacionados con la misma. La inscripción para el pj-emio especial de neófitos se ha inaugurado con el --ubre de M. Pons, que pilotará una «New Hudson» en la clase 350 c. c. y de máquina y piloto se tienen laa mejores impresiones. • PESPE LONDRES La Olimpíada del Automóvil 'imiiiiniiimmiiiiiiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiEiiiiiiiiiiii En el vasto estadio cubierto — que ea a nuestro entender el «hall» vic^ toria de Londres, recientemente ampliado — ha tenido lugar del 11 &\ 20 de octubre la XXII Exposición Internacional del Automóvil. Esta famosa feria del motor carrozado expone cada año ante una muchedumbre de visitantes en continuo desfile los modelos producidos por las fábricas de todo el mundo para el año siguiente: Al decir «modelos» no expresamos exactamente la impresión que este certamen nos ha producido y que inspira — mejor que el nombre del local en que se celebra — el título dado a este artículo. Es algo más que una feria magna, y más que un concurso de razas y de sangres. Zamacois logró encontrar en un insuperable ejemplo de observación y detalle la vida que alienta en un vagón de rferrocarril. No es preciso forzar mucho nuestra imaginación para encontrarnos vinculados a estos artefactos, alarde de la industria moderna, con lazos más sensibles que les impuestos por un simple objeto comerciable. El automóvil apareció en la tierra, asustando a la infancia de este siglo, como máquina infernal y misteriosa. Se impuso luego, haciéndose respetar, como signo representativo de un progreso industrial triunfante a la vez que como semoviente pregonador de potencia y riqueza dé su poseedor, ya que en aquella época era inalcanzable para fortunas medias y aun superiores. El desarrollo de su producción, que marca el de aquel régimen en que nació, las transformaciones que desde entonces ha experimentado la ciudad y sus órganos, a la que vino a servir como única razón de su ser, han ido cambiando las relaciones del hombre con el automóvil. Como instrumento al servicio de los actores de esta época, y sin el ci^al no se concibe el completo deaarrollo de las actividades que reclama la vida en la ciudad moderna, el auto, que en ella vive y se desarrolla, se halla sometido al proceso evolutivo y de selección que sufren los demás órganos que integran y sirven la actual organización de la sociedad. Esta idea nos dominó al recorrer los «stands> del Olympia, donde — quizás por la concentración de todas las marcas y de todos los tipos, haciendo más notables las- diferencias y más fácil la comparación — estas máquinas movibles, engendros del progreso humano, adquieren una personalidad perfectamente definida en sus formas y líneas como reflejo y consecuencia de las características y los elementos que crearon y modelaron su existencia material. Vemos muy bien en el modelo obtenido, en el ejemplar expuesto, el resultado de tendencias* y aspiraciones hijas de las necesidades impuestas por las condiciones peculiares del país de origen, su clima, el concepto estético, tan variable según las latitudes, el conjunto social dominante en cada centro de vida acumulada... Iguales consecuencias son obtenidas en los Juegos Olímpicos, o torneos humanos. Las condiciones físicas, de clima, como la influencia de tradiciones y herencias en las costumbres y normas de vida, hacen Inclinar en favor del Norte o del Sur, Este u Oeste, el resultado de una competencia atlética, bien sea por un salto temerario sobre el hielo o la nieve, ya en ágil pugna esgrimiendo la mano armada de lanza, espada o sólo enguantada; ya combinando un equilibrio físico perfecto a una actividad cerebral de rapidez y seguridad geniales. En los certámenes pecuarios, la sabia ordenación de cruces, en la selección de sangres y formas, unida a la racional y metódica crianza o preparación, traen al concurso tipo» mejorados que van cumpliendo su misión de adaptarse a la función del hombre, primer agente y director en la realización orgánica de la vida social. Al llegar hoy a la XXIl Exposición de Londres, ante estas muchedumbres de visitante» — ■ que en el año último alcanzaron la cifra de 275.222 entradas de pago y en el actual llevan ca\ mino de superarla, a juzgar por la de^ día de inauguración en que, a pesar de la elevación del precio a 10 chelines, llegó a 7,912. no siendo en igual día del pasado año más que de 7.227 — cabe preguntarse si el automóvil ha llegado a tal situación, como producto comerciable, que cada uno de esos cientos de miles de espectadores trae el proyecto y la bolsa preparada pora salir de los salones del Olympia con el título adquirido de propietario del ejemplar elegido. La respuesta es obvia y se deduce de la evolución que acabamos de evocar en las relaciones del hombre con ese producto de su ingenio e industria, para el que reclamamos el reconocimiento de una personalidad y de una vida animada, perfectamente definidas. Al Olympia acude el público con el mismo ánimo de espectador objetivo y admirador ^amateur» con que se interesa por la Exposición de ganados y por la Olimpiada atlética. Lleva sus prejuicios y sus gustos daterminados, sus simpatías y puntos de vista, hasta ur cierto apasionamiento derivados de su psicología y de su. medio ambiente. Así cuantos se sionten atraídos por el interés objetivo, o si se quiere, el admirador platónu'.o de esos productos de la generación mecánica sabe fácilmente distinguir y apreciar de diferente manera, la máquina de raza germánica — fortaleza y resistencia con líneas potentes > masa rígida — í' la elegancia de la francesa, flexible .y lanzada, buscando la perspectiva de la velocidad, plegada al viento que rasga en su rauda marcha y al que , trata de presentar la menor resistencia; el comfort y el severo aspecto señorial que ostenta el salón rodante inglés, únicas formas posibles para la pura sangre que anima sus nervios; en fin la combinada realización del auto rápido y sencillo, adaptable a muy diferentes usos, que ha logrado la producción americana. Por lo demás, el auto ha experimenado un proceso generador muy similar al de los productos vipos, que no son, después de todo, sino otra transformación de materias naturales. Ya los fabricantes y los técnicos hablan de «breed», de raza, de selección, de líneas y mejoras, eliminación de defectos, reducción de proporciones o variación de medidas. 1 como todos estos puntos de vista cambian con relación a los gustos y tendencias de cada latitud, de cada país y aun de cada ciudad, con sujeción a necesidades y condiciones diversas en cada grupo social, el auto presenta características que reflejan, no sólo la personalidad de una marca o fábrica, sino la de un origen, de una latitud, formándose así la «raza que delata lo que podemos llamar la sangre de su producción. Y en el Olympia estas características encuentran un escenario de máxima exhibición, ante el cual, el visitante no iniciado en las complicaciones y detalles de la mecánica del motor, alma del coche, se detiene y deja atraer su atención sólo por las formas exteriores del «specimen» expuesta Pero hay una diferencia que separa a la Olimpiada del auomóvil de las otras y que hemos de consignar, aunque debilite el concepto que de ella tenemos y que hemos intentado reflejar aquí. Esta diferencia es la más ¿Vidente muestra de progreso de la industria del automóvil. Esos centenares de miles de espectadores objetivos o platónicos que invaden las naves de estas Exposiciones van dejando, de año en año, a las puertas, las bolsas repletas de imaginaria moneda con que pensaban admirar los más suntuosos coches, al enfrontarse sorprendidos con esos modelos mi, núsculos, «bables» o «perambulators» (coches de niño), que si no pueden entrar en modo alguno en esas características que he señalado como prototipos, hacen realizables los sueños de esos visitantes poniéndose al alcance de su mano en una proporción cuya curva gráfica representativa no hemos de tardar en ver confundirse con la que podrá trazarse de la capacidad adquisitiva de esos «amateurs». T. GUILLEN