Dossier "Sobre pacifismo, conflictos y noviolencia' injustificadas, las humillaciones y agresiones (como el punetazo en el pecho para sancionar un error), los ejercicios excesivos que pueden poner en peligro la integridad física de los soldados, o bien las irregularidades burocràticas que les perjudican (como la manipulación de las pagas o del presupuesto para las comidas), agravan la sensación de que la tropa debe sufrir para estar a la altura de las circunstancias. Algunas de ellas merecen la crítica de los entrevistados màs cercanos a los valores militaristas, quienes en cambio a menudo justifican otras de estàs arbitrariedades, pero todas ellas sobrepasan los limites reglamentarios para perjudicar a los mismos soldados. Los excesos de los veteranos sobre los novatos transmiten esta misma sensación, mediante agresiones o la obligación de concederles privilegios, y vulneran los códigos de la justícia militar. Otras formas de la violència paralela ni siquiera contienen esta referència a la unidad del grupo. Los privilegios de veteranía, las novatadas, las peleas entre cuerpos operativos y cuerpos de apoyo, el sexismo insultante contra las mujeres militares, o los conflictos jeràrquicos entre soldados veteranos y cabos de reemplazos posteriores, dividen claramente a la tropa en grupos enfrentados, e incluso llegan a bloquear el mismo funcionamiento burocràtico de la institución. Factores de la intersección de las dos violencias La sociologia ha sugerido algunas hipòtesis que permiten identificar los posibles factores por los cuales la violència militar oficial se encabalga con la violència paralela. Estos factores radican en el hecho de que la organización militar se estructure como una jerarquia de grupos pri- marios, de que el soldado siga una "carrera moral" en el ejército, y de que los valores militares apelen directamente a la masculinidad de la tropa. Los soldados viven su entrenamiento y su situación inmersos en el grupo de compaheros, el cual suele induir a personas que han entrado juntas en el ejército y acabaràn juntas su servicio. Estos grupos, que generan una de las principales fuerzas de un ejército en el combaté (Battistelli, 1990), son primarios en la medida en que se consolidan a partir de las relaciones cotidianas. Ademàs, entre ellos se establecen posiciones desiguales en cuanto al mando formal, a la veteranía o al cuerpo militar. Estàs jerarquías acaban estructurando la violència oficial y paralela entre mandos y soldados, y también entre soldados, tanto en el cumplimiento de las obligaciones burocràticas como en la simulación simbòlica de la lucha y la imposición. Con sus órdenes los mandos violentan a los soldados aplicando las normas dentro de unos màrgenes de discrecionalidad (violència oficial), pero pueden excederse hasta ser arbitrarios (violència paralela); igualmente, les dirigen en los ejercicios simulados obligàndoles a pasar por las pruebas y sanciones que consideran oportunas (violència oficial). Pero también unos grupos de soldados pueden ordenar a otros que realicen una tarea, y pueden hacerlo con mayor facilidad si la orden se corresponde con los privilegios de veteranía (violència paralela), o bien unos soldados pueden infligir humillaciones simbólicas a otros en forma de abusos, novatadas, peleas y burlas sexistas (violència paralela). n»' Q- m -d cu N o cn En estos momentos el reclutamiento experimenta una transición entre la universalidad del servicio obligatorio y la necesidad de captar a los nuevos profesionales