El año 2019 se cumplen noventa años desde que se publicó el último número de L’Amic de les arts (Sitges, 1926-1929) y el primero de la revista Helix (Vilafranca del Penedès, 1929-1930); ambas son cabeceras de referencia para el estudio del primer movimiento vanguardista catalán, que abrazó de 1916 a 1936.

El término “vanguardista” –que surgió en el contexto de la crisis del capitalismo y de la Primera Guerra Mundial- incluye todos los estilos que rompían con la norma establecida hasta entonces: impresionismo, futurismo, surrealismo, y un largo etc. A Catalunya llegó procedente de Italia y Francia.

El movimiento vanguardista catalán se manifestó a través de la singularidad de destacadas personalidades del arte y la literatura, si bien nunca formaron un grupo programático estable. En algunas de las revistas, como L'Amic de les Arts, convivían los estilos noucentistas con los vanguardistas. Otras, como Iberia, la Revista o L’Esport català, no se incluyen en esta corriente, pese a que incorporaron puntualmente obras de vanguardia, como por ejemplo el primer caligrama catalán obra de Josep Maria Junoy dedicado al aviador “Guynemer” publicado en la revista Iberia o los caligramas de Carles Sindreu publicados en L’Esport català.

En general, las publicaciones periódicas de vanguardia catalanas fueron de corta duración;  colaboraron escritores y artistas relevantes de la época tales como el ya mencionado Josep Maria Junoy, Joan Salvat-Papaseït, Josep Vicenç Foix, Sebastià Gasch, Joan Miró, Joan Ramon Masoliver, etc.

Las primeras revistas consideradas propiamente resultado del pensamiento vanguardista fueron Themis (Vilanova i la Geltrú, 1915-1916), dirigida por Rafael Sala, quién, junto con otros collaboradores, introdujeron el futurismo, i Trossos (Barcelona, 1916-1918), dirigida por Josep Maria Junoy, quién publicó traducciones de autores franceses, así como obra original suya, de Josep Vicenç Foix y otros. Entre los dibujantes se encontraban nombres como Pere Ynglada, Joan Miró,  Enric C. Ricart, etc.

Hay que añadir la emblemática revista 391 publicada en francés en Barcelona por el dadaista Francis Picabia, que reforzó notablemente el movimiento vanguardista de la Catalunya del 1917.

Las otras tres publicaciones que cronológicamente les seguirían, plenamente de vanguardia, fueron fruto de la iniciativa de Joan Salvat-Papasseït: Un enemic del poble (Barcelona, 1917-1918), Arc voltaïc (Barcelona, 1918)  y Proa (Barcelona, 1921); también destacar como cabecera de referencia el único número de Fulls grocs (Barcelona, 1929), impulsada per Sebastià Gasch, Lluís Montanyà y Guillem Díaz-Plaja, del cual se commemoran este 2019 noventa años. 

L’Amic de les arts (Sitges, 1926-1929), con sus 31 números publicados, fue la revista de vanguardia de más larga duración, probablemente porqué diversificó los contenidos con opiniones y obras de otras tendencias. La dirigió Josep Carbonell y tuvo un amplio abanico de colaboradores: Josep Vicenç Foix, Cassanyes, Planas, Dalí, Montanyà, Gasch, Miró, Barradas, etc. Destacó el número 17 dedicado al arte de vanguardia.

El alma de Helix (Vilafranca del Penedès, 1929-1930) fue Joan Ramon Masoliver, fervient divulgador del surrealismo y del cual la Biblioteca de Catalunya conserva el fondo. Se publicaron de la revista 10 números impresos a la editorial Claret de Vilafranca del Penedès. Algunas de las ilustraciones fueron de Joan Miró y Rafael Barradas. Helix sufrió la censura de Primo de Rivera y así, el artículo de portada del número 5, redactado por Giménez Caballero, fue suprimido.

Las primeras vanguardias en Catalunya llegaron a su màxima expresión con la redacción del Manifest groc (1928) firmado por Dalí, Gasch y Montanyà, y con la constitución del GATPAC (Grup d'Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l'Arquitectura Contemporània) que introdujo la arquitectura racionalista en Catalunya y que editó la revista A.C.: documentos de actividad contemporánea (Barcelona, 1931-1937).

Maria del Tura Molas

Directora de la Hemeroteca de la Biblioteca de Catalunya